Opinión

Este Rey (El Patocrator)

El próximo domingo -23 de noviembre- se celebra la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo: La liturgia nos presenta a Cristo como centro del cosmos y de la historia: el alfa y la omega, principio y fin. Forma parte del juicio ante el gobernador romano, representante de la autoridad imperial, el diálogo entre Pilato y Jesús alcanza su culmen en la confesión de la realeza: ‘Tú lo dices, soy rey’. Una frase que es una seña de identidad. Es otro rey, y otra alternativa a los reyes y reinados de aquí. La misma liturgia se encargará de desarrollarlos -sobre todo el prefacio de la misa-, lo mismo que el Vaticano II en la Constitución ‘Gaudium et spes’ y toda la teología cristológica y eclesial. En un excelente y novedoso libro del teólogo y escritor Enrique González titulado ‘La belleza de Cristo’ se dedica un amplio capítulo a Jesús: ‘Es el rey’. Su prestancia -dice- mientras vivía en la Tierra era enteramente regia. Era su presencia física, su estilo y maneras, su elegancia, educación y cortesía, su distinción en los modales, palabras y movimientos. Jesús no sólo es rey, sino que se trata del rey por antonomasia. Es el rey, sencillamente; los demás participan de su realeza, de su majestad.


En el Apocalipsis (1,5) se le llama el ‘soberano de los reyes de la Tierra, y rey de reyes’ (17,14). A veces, y en la Biblia, se traduce por Señor (Kyrios en griego, Dominus en latín). Tiene poder, autoridad, y otra virtud, la magnimidad de magnus, grande, y animus, ánimo, significa no sólo grandeza sino al mismo tiempo una virtud general capaz de orientar toda una vida e imprimirle su sello. Sigue la pauta ética y humana de Aristoteles que le aísla del defecto de pusilaminidad y del exceso de soberbia. Tiene particular consideración del honor, se preocupa más de la verdad que de la opinión, no huye a todo correr ante el enemigo, no guarda rencor ni envidia. Pero por encima de todo el virtuosismo humano que desarrollan los aristotélicos y la filosofía griega, tiene el globo de oro, situado en la parte en que se juntan las diademas, la cruz, la corona de espinas y de triunfo, la misma deidad (la divinidad) incorporada a su humanidad. Es rey de todos y de todo.


El Pantocrator, en el arte bizantino y románico, representa a Cristo el Salvador, sentado con un libro en la mano, bendiciendo, encuadrado en una forma de almendra. Se aplica también a Jesús Señor y Rey. Hay muestras de esta iconografía -pintura y escritura- en todo el mundo, en Galicia, y en reproducciones, por ejemplo en As Lagoas, es un bello icono obra de la hermana Loreto, carmelita de Ourense (1984) restaurada en estos días con motivo del 24 aniversario de la inauguración de la parroquia de Cristo Rey. Otras muestras en esta iglesia es un Cristo de esmalte encuadrado en hierro, de la misma religiosa citada, y un relieve de Jesús con la mano en el corazón del artista Carvajales, ourensano.



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