Francisco Peña
Resiliencia y supervivencia
Como es sabido, el tránsito del Antiguo Régimen al Estado de Derecho trajo consigo una lógica consecuencia en lo que se refiere al ejercicio del poder. Durante el absolutismo, la fuente del poder residía en la propia subjetividad del rey, en su arbitrio personal. Tras la revolución francesa, el poder ha de expresarse a través de procedimientos, a través de leyes y, esto es lo relevante a efectos del artículo de hoy, de forma objetiva. Con el advenimiento del Estado de Derecho desaparecía la subjetividad, y con ella la arbitrariedad con la que se conducían los monarcas en el Antiguo Régimen en la medida en que el poder no necesitaba justificarse, argumentarse o motivarse como, sin embargo, reclaman los sistemas democráticos. La objetividad implica racionalidad y, por ello, quienes mandan han de esforzarse por explicar las razones que animan la acción de gobierno en todo momento.
En un contexto como el descrito, las cuestiones relativas a la racionalidad del ejercicio del gobierno quedan muy, pero que muy alejadas de los principales problemas que aquejan al pueblo.
Que esto sea así no quiere decir, ni mucho menos, que los resabios autoritarios hayan desaparecido de la faz de la tierra. Es más, conforme pasa el tiempo y la tecnoestructura, también en las democracias formales, se aplica noche y día denodadamente a narcotizar a la sociedad para adormecer a los ciudadanos con toda clase de promesas y dádivas, el ejercicio del poder para algunos se convierte en una manera de mantener al pueblo en situación plana, de forma y manera que se entretenga en las garras del consumismo y del individualismo sin mayores preocupaciones de orden colectivo. En un contexto como el descrito, las cuestiones relativas a la racionalidad del ejercicio del gobierno quedan muy, pero que muy alejadas de los principales problemas que aquejan al pueblo.
Hoy, en tantas latitudes, también muy cerca de nosotros, la tentación autoritaria está a la orden del día. La concentración del poder, el control de los medios de comunicación, hasta la intervención en el mundo empresaria, no deparan nada nuevo salvo que la ciudadana se despierte del sueño en la que está sumida y se ponga a trabajar para que la democracia se realice en la cotidianeidad. Algo que la actual polarización no pone fácil.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último
tensión arancelaria
Las exportaciones chinas a Estados Unidos caen casi un 19%
INCENDIO POR ADORNOS NAVIDEÑOS
Muere una mujer y seis personas resultan heridas en un incendio en Palas de Rei