Gonzalo Iglesias Sueiro
Emociones cautivas
BALÓN DE ORO
Presa de un fado inextricable, Aitana nació señalada. Rosa y Vicent la concibieron en una España que obligaba apellidar anteponiendo al varón. Ambos filólogos e inconformistas emprendieron un viacrucis de denuncias hasta que, con el nuevo milenio, España permitió que la identidad de las mujeres fuese por delante. Aitana nació tan marcada como una diosa y su propósito. Tan elegida como Atenea, que de la cabeza de Zeus y de la prudencia de Metis, protegió a los suyos con sabiduría y paz. Con igualdad.
El lunes, Bonmatí recibía su tercer Balón de Oro consecutivo en el Theatre du Chatelet de París, la ciudad de la misma luz con la que ella ilumina, y de los mismos sueños que ella alimenta.
Quitando de la ecuación lo mesiánico, Platini era el único que regentaba ese tres en raya dorado. Los Deschamps, Desailly o Djorkaeff crecieron embobados con su todocampismo, su visión y su cartabón en el libre directo. Trece años más tarde conseguían el mundial que él no pudo, liderados por un marsellés que, como su ídolo, hizo las maletas para crecer en Turín: Zinedine Zidane.
El Barcelona edificó un proyecto ad hoc para Aitana y para todas las demás
De esto se trata el fútbol. De buscar en el pasado la senda del éxito para redefinirla en el presente, pero a ellas las precedía un páramo. Marta, única mujer seis veces reconocida como la mejor del mundo, lamenta no haber tenido una ‘ídola’. Aitana tampoco la tuvo. “No veía futuro en el fútbol femenino”. Era la única y la mejor en sus equipos, generando envidias que desaguaban en marginación. Se cambiaba en la caseta de los árbitros y se sentía sola. A los 13, todo viró. El Barcelona edificó un proyecto ad hoc para Aitana y para todas las demás.
El tercer Balón de Oro de Aitana es el primero en el que los premios femeninos se igualan con los masculinos
En su palmarés hay 6 Ligas, 6 Copas, 5 Supercopas, 3 Champions, un Mundial, una Nations y un carrusel de premios individuales que desafían lo verosímil. Pero también está el inconformismo de sus padres. La lucha por la igualdad. La renuncia de las 15. La vindicación por unas condiciones dignas. La perseverancia.
El tercer Balón de Oro de Aitana es el primero en el que los premios femeninos se igualan con los masculinos. Las niñas que ven cómo los recoge también saben que Alexia tiene otros dos, que Mariona, Patri y Claudia también están ahí y que esa ruta hacia el dorado, por fin, también es para ellas.
@jesusprietodeportes
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