Las canas de la Política, crecimiento inevitable

DÍAS Y COPLAS

Publicado: 30 oct 2025 - 01:10

Opinión en La Región
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En tiempos de elecciones, hasta el espejo parece hablar. Las canas aparecen en las sienes de los candidatos y también en las de los ciudadanos. Y no es exclusivamente por la edad, está la carga de incertidumbre que llevamos a cuestas.

Los discursos optimistas no logran ocultar una realidad que se siente en el supermercado, en la factura de la luz, en la precariedad de muchos empleos, en el paro y en la vivienda

En el jardín de la política, las canas son como las hojas de otoño, un recordatorio de que el tiempo no se detiene. La cabeza de los políticos es un campo de batalla donde las ideas luchan por sobrevivir y las promesas se multiplican como conejos; pero mientras ellos debaten, nosotros envejecemos también por las consecuencias de sus acciones. Por si nos faltaba festividad el confeti nos lleva a tener elecciones en Navidad. Extremadura ha abierto el melón y el calendario de adviento se pone al día; mientras, la dana que arrasó la Comunidad Valenciana hace un año viene a poner de manifiesto la evidente falta de protección del derecho a la vivienda y la ausencia de una estrategia de adaptación adecuada. Se construye de nuevo en zonas inundadas y no hay medidas para las cabeceras de los barrancos, por ejemplo. Si es que no aprendemos que lo de de tropezar dos veces en la misma piedra significa que, si bien la primera vez puede ser un accidente, (expertos inciden que volverá a pasar) el repetir el patrón implica una decisión consciente.

La ciudadanía observa con el ceño fruncido y el cabello encanecido. No es para menos porque tampoco la economía va bien. La deuda pública nos aplasta y amenaza con hipotecar el futuro. Los discursos optimistas no logran ocultar una realidad que se siente en el supermercado, en la factura de la luz, en la precariedad de muchos empleos, en el paro y en la vivienda. Y mientras tanto, se anuncian cambios en el sistema judicial: los fiscales asumirán la dirección de los procesos, desplazando a los jueces en esa función. Un giro técnico, sí, pero con implicaciones profundas para la percepción de la Justicia y el equilibrio institucional, y más cuando por primera vez un fiscal general del estado se sienta en el banquillo el próximo mes de noviembre. Otro motivo más para que las canas florezcan.

En este contexto, las elecciones se convierten en una especie de ritual colectivo de esperanza y escepticismo. Promesas que se repiten, sonrisas que se ensayan, y ciudadanos que, entre la ilusión y el hartazgo, buscan razones para confiar. La política sigue con ese mar agitado al que nos ha acostumbrado y en la barca remamos todos en nuestras vidas personales. Porque las canas no solo son un signo de edad, cicatrizan el tiempo, marcan la preocupación y la experiencia. Y quizás, solo quizás, la sabiduría. Nos queda no perder el humor como mejor actor de resistencia. Así que, si te sientes como si estuvieras creciendo en canas a la velocidad de la luz, no te preocupes. Es solo la política haciendo su trabajo. O, como diría un político, “es un síntoma de que estamos trabajando duro para mejorar el país”. Ahora ya en serio, las canas son un recordatorio de que la política es un juego de adultos, y que todos estamos en esto juntos. De modo que, si te sientes abrumado, recuerda que no estás solo. Todos estamos creciendo en canas, y todos estamos para hablar con otros ciudadanos porque eso puede ser más terapéutico que cualquier tratamiento capilar. Y si toca que el desgaste del poder deje calvos, eso también despeja la frente y dice que ya no queda tiempo para prometer en vano.

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