Antonio Casado
Cumbre de la desunión europea
En el vibrante panorama financiero de España, Cataluña emerge con una fuerza considerable gracias a su brazo inversor estrella: Criteria Caixa. Esta entidad, que opera bajo el paraguas de la Fundación Bancaria La Caixa, ha demostrado una capacidad excepcional para navegar y prosperar en el complicado mundo de las finanzas, convirtiéndose en una pieza clave del engranaje económico catalán.
Criteria, con casi 1.000 millones de euros en liquidez y una notable capacidad de endeudamiento, afronta ahora una etapa expansiva. Su estrategia se centra en aumentar su participación en empresas estratégicas, utilizando tanto la inyección de nuevos recursos como la posibilidad de desinversiones si fuese necesario. Esta flexibilidad financiera le permite abordar operaciones de gran envergadura con una seguridad que pocos pueden igualar. Además, parece contar con todo tipo de bendiciones políticas.
Criteria ha comprado el 9,4% de ACS en una operación valorada en 1.000 millones, convirtiéndose así en el segundo mayor accionista de la constructora, de ahí que solicitase que Isidro Fainé, una figura prominente en el ámbito financiero catalán, entre en el consejo. Esta no es la única jugada significativa en su tablero: días antes, Criteria anunció que planea duplicar su participación en Telefónica, pasando del 5% al 10%. En este caso, es un claro aliado del Gobierno de Pedro Sánchez, que a su vez tomó la decisión de que el Estado vuelva a ser accionista de Telefónica para proteger la españolidad de la compañía, especialmente ante posibles ataques desde el exterior –léase Arabia Saudita–, con riesgos para la seguridad del país, debido a las conexiones de Telefónica con Defensa.
Las inversiones de Criteria siguen a otras dos adquisiciones importantes: la compra del 3% de Puig, que debutó en Bolsa recientemente, por unos 425 millones de euros, y el incremento de su participación en la inmobiliaria Colonial del 14% al 17%, dentro de una ampliación de capital de otros 600 millones. Son operaciones que reflejan una estrategia clara y ambiciosa para consolidar y expandir su influencia en sectores clave, pero también para garantizar dividendos suficientes para mantener la obra social y cultural de la Fundación Bancaria La Caixa.
Sin embargo, no todo es resplandor en el ámbito financiero de Cataluña. El Sabadell, una de las entidades más importantes de la comunidad y el cuarto banco más grande de España, enfrenta una amenaza significativa con la oferta pública de adquisición (opa) del BBVA. Esta operación podría alterar el statu quo financiero catalán, generando, de paso, un impacto considerable en el mundo empresarial local.
El nuevo contexto tiene sus raíces en la crisis financiera de 2008, cuando la mayoría de las 45 entidades de ahorro españolas se derrumbaron debido a su sobreexposición al sector inmobiliario, limitaciones legales y una gobernanza desordenada. En Cataluña, solo Caixabank –y por extensión, Criteria– logró salir a flote, mientras que Catalunya Caixa fue absorbida por el BBVA, que ahora vuelve a adentrarse en Cataluña bajo la amenaza del Gobierno de no autorizar la fusión del BBVA y el Sabadell, en caso de prosperar la opa.
El peso de Cataluña en España no solo se llama Junts y ERC. No menos operativo es el poder de sus grupos financieros y empresariales, que no son precisamente ajenos a lo que se teje en la política.
@J_L_Gomez
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