Cruce de cables

La wifi se desplomó al comenzar con la tecla y el tema del día por enfocar. Un murmullo de voces graves acompañado del ruido de cruce de cables llegó desde el pasillo de la calle. El movimiento de un marco desata la pulsión territorial, la apertura de la puerta generó corriente de aire. “¿Funciona internet?”, preguntó el técnico de la compañía con las manos en el cajetín de las conexiones. “Ahora no”. Pero no sintió el calambrazo.

Fue una señal para salir a buscar la anécdota del día en vez de otro folio más entre el desorden político que el técnico del cable no dejaba estudiar

Explicó sin disculparse que llevaba dos días buscando un fallo y había decido desconectar todas las líneas y soplar. “Por probar”, añadió. El infalible truco de apagar y encender hasta que deja de funcionar. Y sin avisar. Ya podían estar al otro lado del cable, dado el caso, pujando en una subasta, en la cola virtual para conseguir unas entradas, currando en remoto o jugando una partida en línea. El vecino del sexto sujetaba la escalera con cara de angustia por llevar dos días sin disponer de buena calidad de imagen. Algún día habrá que preguntarle en qué trabaja. “Dijo que en una hora estaría arreglado”, intentó rebajar la presión del que se disponía a currar. El técnico cabeceó al escuchar el pronóstico.

La desconexión de la fibra óptica hizo recordar el día del apagón y el reloj parado porque la pila redonda sigue esperando en la lista de la compra. Fue una señal para salir a buscar la anécdota del día en vez de otro folio más entre el desorden político que el técnico del cable no dejaba estudiar.

“Son tres euros, pero no necesitas cambiarla”, comentó el chino del barrio tras depositar en el mostrador una pila nueva al lado de la gastada. “Retira ese plástico y durará mucho”, añadió al percibir incredulidad. No perdió la venta y el consejo chino acabó funcionando. A esta altura del folio, con anécdota curiosa y el teléfono despistado como acostumbra, el técnico avisó de que ya se podía circular sin límite de velocidad. Al abrir internet saltó la página web de La Región con la noticia de la dimisión del conselleiro do Mar, Alfonso Villares, para defenderse sin aforamiento de la denuncia por agresión sexual presentada por la ferrolana Paloma Lago. Villares se declara “inocente”. La reacción ha sido reglamentaria y nada habría que decir hasta que hable la justicia. La presunción no es culpable.