Aquel curso que compartí con el juez Marlaska en Ourense

HISTORIAS DE UN SENTIMENTAL

Publicado: 12 ago 2025 - 03:50

Con Marlaska en Ourense.
Con Marlaska en Ourense. | Fernando Ramos

Guardo un grato recuerdo de aquel tiempo ya lejano en que compartí el papel de ponente en un curso sobre Derecho y Libertades que organizaron la Facultad de Derecho de la Universidad de Vigo y el Consejo General del Poder Judicial. Fui convocado junto al entonces magistrado Marlaska por mi condición de periodista veterano y profesor de Derecho de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Fue una grata experiencia. El curso se celebró en el auditorio de la Diputación. Un día almorzamos en el “San “Miguel” y otro en un conocido restaurante del Puente, que ya no existe. En la mesa hablamos de todo, y el despedirnos nos dimos un fuerte abrazo.

Fue una experiencia, grata, enriquecedora y aparte de los temas tratados en las propias jornadas, fue especialmente enriquecedor el contacto personal durante nuestra convivencia. Fue particularmente grato escuchar su relato de su labor como juez en el desmantelamiento de ETA, con diversas anécdotas y episodios. En ese mismo sentido, recordó sus votos particulares en algunos casos especialmente controvertidos, como corresponde a un juez progresista y documentado. En una de las ocasiones en que, tras jornadas de trabajo, almorzábamos con otros ponentes, abordó temas personales de enorme importancia, lo que nos dio a todos, la medida de su calidad humana.

Se entiende que Marlaska asume plenamente las decisiones de Pedro Sánchez como pago o precio a los independentistas para seguir en la Moncloa recosiendo a su medida las normas penales ordinarias o fabricando un manto exhaustivo para su impunidad.

Existe una generalizada coincidencia entre muchas de las personas que han tratado y conocido al juez Fernando Grande-Marlaska, no ya por la evolución de este magistrado, sino, desde el principio, que aceptara un ministerio tan conflictivo como el de Interior. Nadie entiende que, como parece, se haya sentido cómodo y callado ante la serie de decisiones criticadas en otras instancias judiciales, para amortiguar sus compromisos a sus socios independentistas por parte de Pedro Sánchez, desde la reforma a la carta del Código Penal al tormentoso proceso de la amnistía y el presente. Los actos del Gobierno son actos colegiados, y por lo tanto, se entiende que Marlaska asume plenamente las decisiones de Pedro Sánchez como pago o precio a los independentistas para seguir en la Moncloa recosiendo a su medida las normas penales ordinarias o fabricando un manto exhaustivo para su impunidad.

Estos días, en medio de la tormenta que se ha cernido sobre él, ha llamado la atención su empecinamiento en no reconocer su propia responsabilidad en la serie de sucesos que rodean las causas y carencias que concurrieron como en el asesinato de dos guardias civiles en Barbate. Desde esa perspectiva del Marlaska que recordamos de cerca, uno se pregunta qué necesidad tenía de perseverar en no dar explicaciones o pretender alejarse de los propios efectos de las decisiones equivocadas que tomó en su momento y el desaliento provocado en los guardias civiles que, sin medios ni respaldo tratan de enfrentarse al narcotráfico industrial en la provincia de Cádiz. Y otros episodios de abandono y desamparo de los servidores del Estado. Su insistencia en no renunciar a su cargo ni asumir con claridad el alcance de sus propias responsabilidades, causa sorpresa y dibuja la silueta moral de una persona muy distinta de la que conocíamos.

Cómo es posible que este juez que tanto luchó contra el terrorismo de ETA acepte ahora formar parte del Gobierno sostenido por Bildu, y que haya cedido ante el progresivo blanqueamiento de la organización terrorista que va dejando en la calle a criminales de largo historial, De cuantos hicieron en su día manifestaciones contra la amnistía, por no caber en la Constitución, no hubo ninguna tan sólida, tan documentada, tan profunda y solvente como la suya. Pero tragó como los demás. Nunca lo comprenderé.

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