Despotismo ilustrado siglo XXI

No sorprende pero agota, la contumaz intención de los partidos políticos y sus representantes parlamentarios de tratar de hacernos comulgar con ruedas de molinos como si este país se lucrara aún de las ventajas del despotismo ilustrado, cuando el rey Carlos III –con casi entera seguridad por otra parte, el mejor que este país ha tenido en dos siglos de monarquía parlamentaria- advertía aquello de que el pueblo es como los niños, que lloran cuando se les lava.

Hoy en día, el pueblo tiene un punto más de exigencia que en el Siglo de la Luces en el que los listos eran listísimos y pensaban por todos los demás. Hoy, es más difícil lo de echar mano de las ruedas de molino así que la sainetesca aventura de acordar en el último segundo el tratamiento fiscal del Salario Mínimo Interprofesional está muy bien como fuego de artificio, y redondea el persistente y entretenido juego de convencer al contribuyente de que el Gobierno suda la camiseta incluso en el tiempo añadido y consigue acuerdos a base de tesón, trabajo y perseverancia no deja de ser una falacia impropia de un Consejo de Ministros sensato y eficiente en un país democrático porque esa batalla de extremos saldada sobre el pitido final no deja de ser un combate de egos que conviven formando parte del mismo gabinete ministerial, una situación que no debería producirse si ese gabinete fuera serio, homogéneo y bien estructurado.

La verdad de este aparatoso y excéntrico acuerdo es que el Salario Mínimo no está exento de IRPF para toda la vida sino tan solo durante el año fiscal lo que no representa triunfo completo para Sumar

Pero no se deposita solo ahí el contrasentido que convierte esta supuesta hazaña en un subterfugio que intenta ofrecer al administrado la idílica imagen de un sólido equipo ministerial que vela por nosotros, sino que constituye además una maniobra que tiene muy poco de ventaja y en la que probablemente no se recogen los frutos que Yolanda Díaz, la supuesta vencedora del pulso entre las dos pugilistas que se sientan codo con codo en el Congreso y que no se pueden ver ni en pintura, pone de manifiesto en sus triunfales declaraciones a la prensa. La verdad de este aparatoso y excéntrico acuerdo es que el Salario Mínimo no está exento de IRPF para toda la vida sino tan solo durante el año fiscal lo que no representa triunfo completo para Sumar.

Y por supuesto, tampoco al PSOE le reporta beneficio alguno porque la imagen ofrecida es que Montero se la ha tenido que tragar doblada y plegarse a los designios de su rival. Y los que menos ganan son los que lo perciben a los que les tocará tributar tarde o temprano.