El día más emotivo de la historia de Israel

La corta historia el estado de Israel está plagado de fechas emocionantes, desde la primera, cuando la ONU aprobó el ingreso de Israel como nuevo Estado independiente en 1948, hasta vencer guerras que pusieron en peligro la supervivencia, como las de los Seis Días o la del Yom Kippur. Llegaron después varios acuerdos de paz, entre los que destacaron los alcanzados en Oslo o en Camp David que supusieron el Nobel de la Paz conjunto en 1994 a Menahem Begin, Yasser Arafat y Simon Peres por sus esfuerzos.

Todos esos hitos, a los que se suman el establecimiento de relaciones diplomáticas con Egipto, Jordania y la mayoría de los países árabes -falta Arabia Saudí, cuyo anuncio de que era inminente provocó el bárbaro atentado de Hamas de hace dos años- , no son nada comparados con la emoción desbordada de este lunes 13 de octubre: el regreso a casa de los 21 rehenes en poder de Hamas desde ese trágico día de octubre, una alegría compartida con la desolación por la entrega de los 20 cadáveres de los rehenes que no lograron sobrevivir. A sus familiares y amigos solo les queda el consuelo de que al menos podrán ser enterrados en su tierra, con el afecto y respeto del pueblo judío.

Israel ha vivido toda clase de emociones. Alegría, dolor, y la gran incógnita sobre su futuro.

Nadie duda que Donald Trump ha sido el principal impulsor del acuerdo alcanzado entre Israely Hamas, y el propio Trump se ha convertido en el principal garante de que se cumplirá ese acuerdo, al que se llegó también gracias sobre todo al papel que, junto al gobierno de Estados Unidos, jugaron Egipto y Qatar. Con el gobierno israelí y Netanyahu, aunque Netanyahu, una vez apaciguados los sentimientos de euforia y de dolor, tendrá que afrontar el hecho de que su pueblo le hace principal responsable de la tragedia: fallaron los servicios de información que no detectaron que Hamas preparaba la operación más grave jamás perpetrada contra Israel, la del 7 de octubre de 2023. Y en el tiempo transcurrido desde entonces no encontró más solución que la destrucción total de Gaza sin importarle la muerte de 60 mil gazaties, la mayor parte civiles.

Tampoco supo gestionar la devolución de los rehenes, que continuarían en poder de Hamas si Trump no se hubiera puesto al frente de la operación para alcanzar un acuerdo de paz con Hamas. Todo ello ha provocado, en el plano político, que la imagen de Israel y los judíos ha quedado muy perjudicada internacionalmente, por su frialdad ante una crisis humanitaria de proporciones inaceptables, y que Netanyahu utilizó para intentar cercar a Hamas y que cediera en sus exigencias.

La sensación generalizada es que la guerra ha finalizado, la paz es una realidad que se prolongará en el tiempo. Todo el mundo va a trabajar para que así sea, y parta ello es importante abordar con rigor la reconstrucción de Gaza y contar con el pueblo gazatí para que en la nueva Gaza encuentren su nueva forma de vida de forma estable, con posibilidades de futuro para sus descendientes.

Trump, y los grandes gobiernos y empresarios internacionales contemplan esa reconstrucción con ánimo de hacer fortuna. No es lo que más inquieta, entre otras razones porque se da por hecho que la reconstrucción sería imposible sin grandes inversiones. Pero lo que importa es que el pueblo palestino pueda alcanzar su objetivo de contar con un territorio propio y crear un Estado que conviva con la vecindad de Israel.