Las distracciones del sanchismo

Publicado: 17 abr 2025 - 04:03

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Ya constaban ramalazos en el pasado más o menos reciente sobre elobjetivo de bajar la edad de voto a los 16 años. Entramos en Semana Santa y tanto la prensa como los teletipos ofrecen titulares, ahora va más en serio, de que el Gobierno promoverá para antes del verano una ley para rebajar la edad del voto a los 16 años. Es verdad que, aunque actualmente la edad electoral más común es la de 18 años, la hay también más baja -como a los 16 años- y tan alta como a los 25 años. Enterándome un poco, históricamente las edades mínima y máxima, han obedecido a convenciones sociopolíticas. Los EEUU heredara del Reino Unido la edad de votación a los 21 años; fue en marzo de 1971 cuando en EEUU aprobaron reducir la edad mínima de 21 a 18 años para votar. Antes de la Segunda Guerra Mundial la edad para votar en casi todos los países era de 21 años. Se fue reduciendo la edad y así, hacia la década de 1970, la gran mayoría de las democracias occidentales pusieron la edad mínima para sufragar a los 18 años, argumentando que si a esa edad los jóvenes podían ser reclutados para ir a la guerra… deberían también poder votar a esa edad.

No es un tema baladí lo de la edad, que da derecho al voto. Ni tan tan, ni muy muy. Pensando, y a tener en consideración, que la edad cronológica sólo tiene en cuenta el efecto del paso del tiempo y viene determinada en exclusiva por la fecha de nacimiento. Y, en cambio, la edad biológica es el desgaste que ha sufrido nuestro organismo a lo largo de la vida y que depende, en buena medida, del estilo de vida. Se dice, y no van mal encaminados los que así piensan, que la edad biológica comienza a separarse de la cronológica cuando iniciamos nuestro camino por la vida, en mayor o menor medida en función de factores decisivos como la herencia genética, el genotipo. Con todos estos criterios y consideraciones a tener en cuenta, carga genética y también el fenotipo, y con la que está cayendo en España, que si no fuera poco, tenemos que hacer frente a lo que nos viene de fuera de nuestras fronteras, es acaso hoy la edad de poder votar -la idea es de los 18 a los 16 años- ¿una prioridad de interés general? Está claro que para nada tienen por qué ser coincidentes una edad con la otra.

La guerra de los aranceles, que ha cambiado de súbito el orden mundial, a nivel comercial y de defensa

No habrá, que no hay, Presupuestos generales del Estado (PGE), ninguno en esta legislatura comenzada en el 2023, con las consiguientes prórrogas en dos ocasiones. La financiación autonómica no sólo es una asignatura pendiente de años hace, sino que continúa en el limbo de los justos, que es lo mismo que decir que la financiación se encuentra en donde van las almas de los que aún creen en el sanchismo antes de la redención. Sin resolver, siendo cada vez un problema mayor, dar cobijo humano a la inmigración y, sobre todo, a los menores no acompañados, que hay que atenderlos sin ser repartidos con criterios políticos partidistas, con el descontento que ello ocasiona. La guerra de los aranceles, que ha cambiado de súbito el orden mundial, a nivel comercial y de defensa; lo cual nos impulsa a establecer relaciones comerciales con China y militares con EEUU ¡Pues nada!, el sanchismo prioriza la edad de votar.

Toca impulsar, y ya, una Ley Orgánica -anticipo dificultades- para ampliar el derecho de sufragio activo a los mayores de 16 años. Y claro, como mal pensado que es uno, vista la urgencia en tomar esta medida, a pesar de los asuntos importantes y vitales que nos acechan y están sin resolver, no puedo dejar de pensar que el sanchismo fue la fuerza más votada en las últimas elecciones generales entre la franja más joven. ¿Desviar o distraer la atención? ¿Estrategia ante próximas elecciones? Cualquier cosa vale con tal de que favorezca personalmente; lo de interés común ya veremos. El tiempo y la distracción son el mejor anestésico sanchista.

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