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Doce personas, ojalá no sean doce hombres sin piedad, deciden hoy el futuro del Club Ourense Baloncesto. Sus fríos votos telemáticos determinarán desde la distancia si un equipo y su afición, tras ganar no con pocos sufrimientos una plaza en la LEB Oro, acabarán des- cendidos de categoría por un error gestión de su presidente, Antonio Gavilanes. No hay ninguna duda para situar el origen del problema: la negligencia cometida por la directiva cobista. Pero conviene no perder de vista el cruel titubéo, la insufrible tardanza con que la Federación Española de Baloncesto está abordando un asunto que mantiene en vilo a la afición ourensanista. Para colmo, amenaza con ocultar la decisión hasta el lunes. Inaceptable. Ourense quiere la respuesta ya y huelga decir que las respuesta que desea es jugar donde le corresponde por sus méritos en la cancha. Si el Coruña lo consiguió pese a un problema con el aval, ¿por qué el COB no?
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