Xabier R. Blanco
CLAVE GALICIA
“Dimite tú”
He estado en la Residencia de Os Gozos de la Fundación San Rosendo, visitando a un familiar. En la entrada, dos auxiliares de clínica requerían la firma voluntaria en pro de don Benigno Moure, solicitando la petición de indulto después de haberle sido impuestada una pena de cinco años de prisión. Según me han informado, al día 24 habían sido recogidas sobre 17.300 firmas. Pero, para los desinformados, ¿quién es don Benigno Moure? Es un sacerdote de 77 años de edad que gracias a su trabajo, a su iniciativa, a su tesón, están funcionando en Galicia 63 centros de los que se benefician más de 4.000 residentes y que ocupa a 1.700 empleados, dato importante en época de crisis en donde el paro es un problema que nos azota y que en Ourense anda por los 24.300 desempleados.
Un dato de suma importancia que coadyuva a dignificar a don Benigno es que, como queda dicho, son 63 las residencias que amparan a los ancianos. Son esos geriátricos que asisten a muchos viejos enfermos o que se encuentran en estado terminal. Pero este dato adquiere relevancia porque frente a los 63 centros poromovidos por don Benigno, las residencias públicas de la titularidad de la Xunta de Galicia tan sólo llegan a 29 en la geografía gallega, por este orden: A Coruña, 10; Lugo, 7; Ourense, 6 (Nosa Señora dos Milagros, Carballiño, Castro Caldelas, Viana do Bolo, Bande, Larouco), y Pontevedra, 6.
Ese período de la vida, esa edad longeva que nos espera si antes no aparece nuestro nombre en ese rectángulo luctuoso del periódico llamado esquela, es positivo que esté debidamente cubierto y siempre acorde con nuestras posibilidades económicas, que en la gran mayoría de los casos se reducen a una modesta pensión, lejos de esas residencias privadas solo al alcance de los acomodados por su alto coste. Allí encontarremos asistencia médica y un entorno con gente de nuestra edad y problemas similares. La permanencia en nuestro hogar conllevaría problemas para nuestros hijos, ya preocupados con sus obligaciones laborales, tal vez problemas económicos y cuidado de sus propios hijos. Es ley de vida.
En cuanto al delito por el cual se ha condenado a don Benigno -ni niego ni afirmo- se trata de una anciana que ingresó en una residencia de la Fundación San Rosendo procedente de O Carballiño, en donde vivía en el más absoluto abandono. Hizo donación de sus bienes a la Fundación y un sobrino residente en Cataluña, que no se prodigó precisamente en visitar a su tía, presentó demanda contra don Benigno Moure, y en la prueba pericial médica se hizo constar que esta señora no gozaba de sus facultades intelectivas en el momento de la donación, lo que dio lugar a la imputación de la pena. La cifra del dinero se estima en 600.000 euros, de los cuales la Fundación ya ha restituido íntegramente la cantidad imputada en la condena. Es de justicia decir que el importe de la donación había pasado íntegramente a la Fundación, pero ni un céntimo al pecunio personal de don Benigno Moure. Séneca nos dejó esta sabia sentencia: Autor del delito es aquel al cual aprovecha. No ha sido el caso de don Benigno.
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