Itxu Díaz
CRÓNICAS DE INVIERNO
Prohibido pasear al tigre
Estos días las Diputaciones de Galicia están rindiendo sus cuentas presupuestarias en el Parlamento. En España, por tercera vez, Sánchez incumple con su obligación de presentar presupuestos; pero también incumple el artículo 134 de la Constitución, el que obliga al Gobierno a presentar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) “al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior”. Los últimos Presupuestos en vigor se aprobaron en octubre de 2022, son de la anterior legislatura. La actual legislatura, salida de las elecciones de julio de 2023, no sólo no tiene Presupuestos sino que ni siquiera se presentaron. ¿Recuerdan cosa igual? ¡Yo no sé lo que es peor!: Si un Presidente que incumple flagrantemente la Constitución en reiteradas ocasiones; o que nos hayamos habituado sistemáticamente a los incumplimientos y, ya establecido un precedente de tal caletre, a partir de ahora cualquier Gobierno -y sobre todo si no tiene escrúpulos- hará lo que le venga en gana, ya que tendrá un magnífico antecedente en el que excusarse. Y, además, hacer doctrina de lo que comenzó siendo amenaza: “Gobernaré con o sin el legislativo” (Sánchez, dixit) y lo cumple.
Por lo tanto, ya no es sólo el incumplimiento constitucional. Es que ni respeto a las leyes, ni el deber de haber convocado elecciones cuando el documento -ley- más importante que un Gobierno promulga para un año, el Presupuesto, que determina su política en todos los ámbitos, además de ser la base en la que se moverá la economía del Estado ese año, la pasa por el forro de la chaqueta. Y no es de extrañar lo más mínimo, a estas alturas; y visto lo visto, debemos estar inmunizados, ante esta política extremadamente perniciosa, que no casa ni con el sentido común. Ya hemos tragado el sapo de que en España no gobierna quien gana, sino quien suma. Hasta admitimos que la política es la única profesión en la que se puede mentir, engañar y robar y, aún así, ser respetado (Mark Twain). ¡hasta aquí hemos llegado!
Si se convocaran elecciones, aparte de darle voz a la ciudadanía, pondríamos una pica en Flandes para disponer de Presupuestos actualizados y dejarse de chorradas
Estando como estamos, presididos por el presidente que más ha cambiado de opinión, que es su justificación hacia quienes lo acusamos de mentiroso compulsivo, ahora también es el más amnésico. Pero una amnesia selectivamente de conveniencia –“no sé”, “no recuerdo”, “no me consta”; pero sí recordaba y recordó todas las fechorías de su adversario político-; con lo cual debemos tener todo atado y bien atado en cuanto a las reglas de juego democrático, para no tener que vivir una situación idéntica en el futuro. No estamos libre de otro amnésico. Por eso estoy a favor y veo coherente para la democracia, que el PP presente en el Congreso una iniciativa en forma de proposición de ley, para ser debatida en el Congreso, de forma que el Consejo de Ministros no tenga la tentación -hoy es un hecho- de quitar, poner, trasladar partidas presupuestarias de un ministerio a otro según conveniencia, al no disponer de Presupuestos. O si se entiendo mejor: Lo que en su momento el Parlamento aprobó para un Ministerio no se pueda dedicar a otro diferente. Parece mentira que, a estas alturas, estemos con medidas de regeneración democrática.
Si se convocaran elecciones, aparte de darle voz a la ciudadanía, pondríamos una pica en Flandes para disponer de Presupuestos actualizados y dejarse de chorradas tipo que los actuales de 2022 fueron tan expansivos que resultan válidos para la actual coyuntura. Si se aprueban presupuestos para 2026 -ya vamos con bastante retraso-, hecho harto difícil, puesto que la mayoría de investidura, que dio lugar al Gobierno Frankenstein, está rota, no habría mucho que decir ni lamentar. ¿A qué se espera? ¿No les da la sensación que, en este país, con tal de que no gobierno el PP, todo vale? Qué bonita es la política si no fuera por la economía (W. Churchill). Para Sánchez… ni por la economía deja de ser bonita.
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