Elisa Pérez Vera

Publicado: 09 mar 2025 - 02:47

La catedrática Elisa Pérez Vera y Jesús Prieto.
La catedrática Elisa Pérez Vera y Jesús Prieto.

El pasado jueves recibí de manos de Elisa Pérez Vera, el premio de la UNED que lleva su nombre. Es un galardón que se lleva entregando 27 años y que reconoce los trabajos de investigación sobre género y feminismo. Puede que no exista madrinazgo mejor para tal distinción. Ella es jurista, catedrática de Derecho Internacional Privado, magistrada del Constitucional y la primera rectora en una universidad española. Hoy tiene 84 años y una lucidez física y cabal esplendorosa que ilumina el camino de los que queremos seguir construyendo un mundo justo. Su testimonio, debería ser escuchado por tantos que, día tras día, cometen osadas tropelías en nombre del género.

Esos atropellos a la lógica se sostienen en embustes difundidos sin rubor. En el deporte proliferan con brío: “las mujeres nunca van a llegar al nivel de los hombres, el deporte femenino es menos espectacular, cómo van a cobrar lo mismo si no generan, a nadie le interesa…” Un carrusel de opiniones totalmente subjetivas y alejadas de la realidad, pero altamente peligrosas. Bourdieu fue de los primeros que alertó sobre el poder de las palabras y Butler recogió su testigo en su performatividad del género.

El poder de la sociedad es mucho mayor que la química que nos compone. La manida testosterona, plenipotenciaria en las cuestiones de género, es solo un factor de tantos otros en un engranaje inextricable encabezado por la estructura, las representaciones y los roles de género y que desemboca en abusos como que las diez deportistas mejor pagadas tan solo suman el 17% del capital de los diez mejor pagados.

Si una mujer escucha continuamente que su deporte jamás alcanzará el nivel que sí tiene en sus sueños, puede que acabe por declinar de los mismos

El efecto Pigmalión de Rosenthal y Jacobson, la profecía que se autocumple de Merton o la amenaza del estereotipo de Nelson, nos dicen que, en muchas ocasiones, nos comportamos como los otros esperan que nos comportemos, es decir, según sus expectativas. Si una mujer escucha continuamente que su deporte jamás alcanzará el nivel que sí tiene en sus sueños, puede que acabe por declinar de los mismos.

La discriminación por sexo en el deporte es un fenómeno que afecta casi exclusivamente a las mujeres, por lo que debemos asumir que el sexo es discriminatorio en el deporte. La percepción social negativa es una de las razones más señaladas en el abandono femenino. Desde muy pequeñas, incluso antes que los chicos, se plantean la posibilidad de dejarlo y, en muchos casos, el simple hecho de ser mujer puede conducirlas al abandono. Todo esto se combina con el hallazgo de que los deportes colectivos y mediáticos tienen índices de discriminación muy superiores a los individuales.

Es evidente que las cosas han cambiado. En los Juegos Olímpicos ya no despeñan por el monte Tipeo a las mujeres que se colaban en un espectáculo prohibido y las futbolistas ya no tienen que vendarse los pechos para camuflarse entre los hombres como sí hacía Nita Carmona hace 100 años. Pero durante todo este tiempo no han podido, no se les ha dejado, construir su propio tejido deportivo. Hoy escriben su propia historia, pero con más de un siglo de desventaja y sin la misma estructura, inversión, apoyo o audiencia que sí tienen los hombres. Que hayamos consumido durante tanto tiempo un solo tipo de contenido no significa que fuera mejor, sino que era el único.

Aún queda mucho por hacer y es un proceso lento, pero lo sorprendente es que todavía sea más lento el cambio de nuestra mirada.

@jesusprietodeportes

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