España en sus manos

Cuando el presidente Sánchez iniciaba el pasado miércoles su intervención en el Congreso para informar a su manera del supuesto aumento del gasto militar, España se desayunaba con la noticia del encuentro en Waterloo de Otegui y Puigdemont, dos de sus socios prioritarios junto a pce-comunistas y republicanos de ERC. Mientras Sánchez comprometía un rearme del 2 por ciento sin tocar el gasto social cuando la UE exige hasta el 3,5, los líderes de los herederos políticos de ETA y de los golpistas separatistas de Junts, para muchos supremacistas, marcaban paquete para hablar del “futuro de Europa y de los derechos de los pueblos vasco y catalán”. Mientras estos dos estadistas de la desigualdad y del chantaje provechoso a costa del resto de españoles explotan el Frankenstein de Sánchez, el presidente del Gobierno aparenta que en España no pasa nada, que si hay que ceder fronteras, inmigración y Hacienda o condonar deuda autonómica se hace, y que si el Constitucional tiene que avalar la amnistía ilegal o el lavado de la sentencia de los ERE ahí está Pumpido para obrar el milagro como estuvo en su día el Fiscal del borrado acusado de filtrar los datos de la pareja de Ayuso.

La capacidad de Sánchez para hacerse el sueco ante sus obligaciones como presidente del Gobierno, tales como presentar Presupuestos, es directamente proporcional al adoctrinamiento social con el que nuestra democracia encara la era del incumplimiento constitucional, la era del bulo, del fango y de la resurrección cuelgamuros de Franco. España está en manos de socios tan poco fiables y recomendables como Otegi y Puigdemont, un condenado por terrorismo y un prófugo de la Justicia cuyos cómplices fueron sentenciados a cárcel por sedición tras aquella declaración de independencia vista y no vista. España en sus manos, porque de lo que se trata es de rentabilizar la debilidad parlamentaria de Sánchez, que ignora la presunta corrupción que le rodea a nivel de Gobierno, partido y familia para seguir en la Moncloa.

Que Sánchez invoque el pacto del Ventorro en el Congreso requiere mucha incoherencia política

En toda esta ficción agónica del sanchismo, cuya descomposición no se puede tapar sólo con Mazón, con el novio de Ayuso o con eufemismos pacifistas sobre el silenciado rearme armamentístico, el líder de la oposición y ganador de las últimas elecciones, Alberto Nuñez Feijóo, exigió la presentación de Presupuestos como obliga la Constitución o un adelanto electoral, cuyo clamor se hace patente ya no sólo en la calle, los medios o los pasillos y tribuna del Congreso, sino que también reclaman a escondidas las empresas del Ibex y otros poderes verdaderos relacionados con el dinero y la influencia en la sombra. España en sus manos a costa de una desigualdad territorial y social inimaginable, desconocida y destructivamente pionera, donde la injerencia institucional reemplaza la precariedad del régimen sanchista, dispuesto a gobernar de espaldas al Parlamento, a golpe de decreto-ley, sin Presupuestos y cediendo a las más alarmantes exigencias de sus disparatados socios aprovechateguis.

Con asociados de pacifismo ecológico como Sumar y Podemos, republicanos secesionistas como ERC o de derecha independentista como Junts, Sánchez trata de convencer al personal de que puede aumentar el gasto militar sin Cuentas del Estado, sin permiso del Congreso, sin un pacto de Estado con el PP, sin apoyo de sus socios, sin subir los impuestos, sin reducir gasto social y sin concretar. ¡Qué lejos queda aquel no a la guerra político transformado ahora en relato, perífrasis, frivolidad propagandística y un par de actores tras una pancarta-coartada en la Carrera de San Jerónimo! Resulta grotesco ver cómo nos dan el cambiazo en defensa y seguridad convirtiendo el rearme militar en sonido de arpas, violines y empalagosa mantequilla para no tener que recurrir a la oposición en la defensa conjunta de la vieja Europa ante el nuevo orden mundial impuesto por Putin y Trump. Que Sánchez invoque el pacto del Ventorro en el Congreso en su cruzada contra la extrema derecha mientras se somete a la extrema izquierda requiere mucha incoherencia política, mucho estómago y poca catadura moral. El maestro del escapismo quiere que la UE pague parte del rearme militar español mientras se pierde en la inventiva retórica de no llamar a las cosas por su nombre debido a su afán de engaño permanente. Pero la UE y la Otan de Rutte le han calado y exigen que afloje el bolsillo. A Sánchez sólo le faltó presentarse en el Congreso con un kit de supervivencia y una banderita blanca en plan “flower power” al tiempo que vacilaba al hemiciclo con empezar a negociar los presupuestos de 2026 puesto que no tiene apoyo para los de 2025. Y mientras tanto, ahí están Otegui, Puigdemont y demás socios del sanchismo para extorsionar la igualdad entre españoles con la intención manifiesta de que entre todos paguemos a escote la quita catalana, el rearme armamentístico que Sánchez se niega a reconocer y otras prebendas societarias. A Pedro Sánchez se le va acabando el fondo de armario de sus inventivas, y ya sólo le queda esa fuga fraudulenta en la que está inmerso a base de una estafa democrática con la que peligran la igualdad y la convivencia mientras se incumple la propia Constitución.

El libro del odio

La polémica a propósito del libro sobre José Bretón, titulado “El odio”, tiene tantas aristas como razones a favor y en contra, aunque la editorial Anagrama ha suspendido su distribución. El libro escrito por Luisgé Martin, que ha ejercido de redactor de discursos de Pedro Sánchez, se debatió entre la conveniencia o no de su publicación dado que el asesino José Bretón cuenta cómo acabó con la vida de sus hijos menores Ruth y José. La protesta de la madre ante la reedición del dolor incurable causado por un padre con instintos criminales y mirada de loco asesino se ha impuesto a la garantía constitucional sobre la libertad de expresión y creativa. Ambas tesis sobre la publicación o prohibición del libro son válidas atendiendo a la razón legal. Sin embargo, otros libros como el celebrado “A sangre fría” de Truman Capote vieron la luz pese a la crudeza relatora de los asesinos de la familia Clutter en EE.UU. En este tiempo en el que se ha permitido en el Congreso hacer apología de 16 asesinatos a un terrorista islamista, quizás debiera prevalecer la libertad de publicación y después la censura moral individual de no leerlo.

La protección de Leonor

Esta semana asistimos a otro revuelo mediático por la difusión de una foto de la princesa Leonor en Chile con una jarra de cerveza en la mano y unas imágenes de ella y algunos de sus compañeros en un centro comercial de Punta Arena durante la escala en Chile del Juan Sebastián Elcano. Comprensible que la Casa Real quiera proteger a la heredera y que la fiscalía chilena investigue la filtración de las imágenes reconocida por el propio centro comercial. Sin embargo, una vez admitida la falta objetiva de la filtración sin permiso cierto en una clara invasión de la propia imagen de la Princesa, conviene recordar que Leonor y sus compañeros de formación acudieron a un lugar público exponiéndose a que fuera reconocida y por tanto fotografiada. Censurable es, sin duda, que el centro comercial accediera a entregar las imágenes de sus cámaras de seguridad a petición de la prensa. Pero al mismo tiempo discutible si estamos ante un delito punible del centro comercial o de la prensa que difundió dichas imágenes obtenidas mediante petición formal y entrega voluntaria sin incurrir en aparente infracción.