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O nadal sempre serás ti, “abueli”
Una de las cosas que más me gustaba de cuando estaba papá era jugar al tenis con él. Lo pudimos hacer hasta que un demonio llamado metástasis le destrozó las lumbares. Él era mucho mejor que yo. En lo de la raqueta, también. Pero para mí, jugar con él a lo que fuese, era alcanzar el cenit. Y si hoy vuelvo a competir, casi un cuarto de siglo después es, en parte, para escarbar aquellas emociones perdidas en el limbo de la nada. Ayer, en el Real Club de Tenis de Coruña, jugué mi primer partido de este proceso catárquico. No me lo pasé tan bien como con papá. Sobre todo porque al señor que estaba al otro lado de la red, no le caía tan bien y solo me dejó hacer un puñado de juegos. Pero en cada punto luchado, un niño feliz entrenado por Pepe en el Club Santo Domingo donde intentaba copiar lo que Kuerten, Safin o Hewitt hacían por la tele, luchaba por salir. Para decirle a este cuerpo de 38 años, que todavía hay tiempo.
Con esa edad, Gael Monfils acaba de apear del Open de Australia al cuarto cabeza de serie, Tylor Fritz y quién sabe lo que hará esta madrugada ante Ben Shelton.
El parisino es el Dorian Gray del tenis. Hace una semana se convirtió en el más viejo en conseguir un título ATP, 20 años después de ganar su primer torneo, Sopot 2005. También es el tenista con más edad en el top 100. Jimmy Connors, en 1991, llegó a la misma ronda del US Open, siendo todavía mayor. Tenía 39.
La longevidad ha decidido instalarse en el deporte y, en el tenis, con mayor énfasis. El Big Three lo evidencia. Djokovic, con 37 largos, amenaza con su vigésimo quinto grande. Nadal aparcó la raqueta a los 38. Federer se lleva la palma. Lo dejó con 41 tras haber sido, con 36, el número 1 de mayor edad. En la lista de campeones de Grand Slam más veteranos es el segundo. El primero es Ken Rosewall que ganó Australia en 1972 con 37. En dobles el récord es apabullante. En Australia, en 2024, Rohan Bopanna ganó el torneo de parejas de Australia con 43. Si acudimos al tenis femenino, la perennidad es mayor. Serena Williams es la más longeva que ha ganado un grande, Australia 2017. Tenía 35 y, ojo al dato, estaba embarazada de su primera hija. Ampliando el abanico a todos los torneos WTA, Billie Jean King fue la de mayor edad en vencer. Con casi 40 ganó en Birmingham en 1983.
Con Martina Navratilova habría que abrir un apartado al margen. Cerca de los 48 años fue la más veterana en ganar un encuentro individual. No escogió un escenario cualquiera, Wimbledon 2004. Rayando el medio siglo, se convirtió también en la más longeva en ganar un torneo de dobles.
El tenis es, por tanto, un buen termómetro de la longevidad que, además, demuestra que la dieta Okinawa funciona. Dos japoneses son los abuelos del tenis profesional. Con 46, Tosihide Matsui es el más longevo en la ATP, en la que todavía lucha por mantenerse. Kimiko Date ha sido la tenista más veterana de la historia, retirándose con 47.
Después de perder mi partido de Coruña, en la red, le dije a mi rival que me diese un año para volver a vernos. Estoy convencido de que llegaré a tiempo. Porque cada vez que el niño del Club Santo Domingo lucha por salir, en este cuerpo no tan mellado de 38 años, viene de la mano con papá. Y esa es una sensación indescriptible.
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