Extremadura, laboratorio nacional

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Publicado: 20 dic 2025 - 02:50

Opinión en La Región
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El pódium de las elecciones en Extremadura, que se celebran el próximo domingo, está ya determinado entre los cuatro principales partidos que compiten en ellas: gana el PP, el PSOE se desinfla, Vox crece y también lo hace, pero menos, la izquierda que comparece unida.

La victoria de la presidenta extremeña, María Guardiola se da por descontada, de la misma forma que se da por imposible que alcance la mayoría absoluta de 33 escaños, con lo cual su intento por deshacerse de la ultraderecha habrá quedado frustrado e incluso puede resultar contraproducente, en función de los resultados que obtengan el partido de Santiago Abascal y su semidesconocido candidato. Haciendo de la necesidad virtud, a Feijóo le sirve ya con que su partido sume más que los dos partidos de la izquierda, PSOE y Unidas por Extremadura, de lo que se desprenden las pruebas de laboratorio que plantea proyectar a escala nacional y en cada una de las elecciones autonómicas sucesivas que van a celebrarse, demostrar la debilidad del PSOE, tratar de sacudirse las exigencias de Vox, y que se deje gobernar al partido más votado pidiendo al resto de los contendientes que no bloqueen la gobernabilidad, que es su exigencia siempre que no alcanza la mayoría absoluta, pero que nunca practica.

En esta ocasión la izquierda sí recoge una parte del porcentaje de votos que pierden los socialistas. Pero no parece que el ejemplo extremeño sea trasladable a nivel nacional.

Es decir, está pidiendo que el PSOE se abstenga en la investidura de María Guardiola, porque el apoyo de Vox tendrá un coste altísimo, y a tenor de las exigencias de Santiago Abascal, sus votos valdrán más todavía que en Valencia, hasta el punto de pedir la cabeza de la presidenta extremeña si el PP quiere contar con sus votos de una u otra forma. El objetivo del PSOE es minimizar las pérdidas, ante los previsibles peores resultados históricos en un territorio que formó parte de su granero de votos, con un candidato, Miguel Ángel Gallardo, imputado por el caso del hermano de Pedro Sánchez, y que carga con la losa de los casos de corrupción y de acoso sexual que afectan a su partido en distintos territorios. Y con Pedro Sánchez en horas bajas.

El caso de Unidas por Extremadura es también singular y una enseñanza para la izquierda a la izquierda del PSOE sobre el valor de la unidad política, aunque sea demediada porque en Unidas por Extremadura no concurre Sumar y sí Podemos, con la bisagra de Izquierda Unida. En esta ocasión la izquierda sí recoge una parte del porcentaje de votos que pierden los socialistas. Pero no parece que el ejemplo extremeño sea trasladable a nivel nacional.

Como en otras ocasiones, a quienes convocan unas elecciones anticipadas con la esperanza de que se trate de un paseo militar, porque los sondeos avalan la victoria, la campaña electoral termina por hacérseles larga, porque la candidata popular pedía debates electorales cuando estaba en la oposición y se ausenta de ellos cuando está en el poder, porque se ha desvelado que María Guardiola tenía como chófer a un primo suyo acusado de violencia machista, porque otro alcalde de su partido está acusado de acoso sexual, lo que resta efectividad a una de las bases de su campaña y porque ninguno de los sondeos electorales dan la mayoría absoluta a su partido. Que se trate hacer pasar por un intento de “pucherazo” el robo de 124 votos en una oficina de Correos -de la que los ladrones se llevaron de la caja fuerte 14.000 euros- responde también a un intento, aparecido en las últimas elecciones, de desprestigiar el sistema electoral.

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