Opinión

Los ferroviarios veteranos hubieran querido que les mandaran una “Mikado”

La locomotora de A Ponte, una de las obras que quedó desierta por falta de interés.
photo_camera La locomotora de A Ponte.

Aparte de los avatares de su abandono y deterioro, la vieja locomotora que Renfe colocó frente a la fachada da la estación Empalme, hay una vieja historia con ella: cuando la trajeron no gustó nada a los ferroviarios veteranos (entre ellos mi propio padre), porque esta máquina nunca circuló por aquí por lo que tiene poco que ver como símbolo con el pasado ferroviario ourensano. Ellos hubieran preferido una vistosa “Mikado”, la que lleva dos aletas en la parte anterior y que arrastraba los grandes convoyes por Galicia o incluso la más modesta “400”, otro modelo que anduvo mucho por aquí. Pero, aunque a los viejos maquinistas, factores y empleados en general les hubiera gustado más otra máquina de las más familiarizadas con nuestro paisaje, la que se tiene merece mejor suerte que la que padece.

En esta historia ferroviaria de Ourense hay episodios curiosos y tristes. En la medida que el ferrocarril se fue modernizando, en el viejo depósito se almacenaron cientos de objetos de las viejas locomotoras, entre ellos los vistosos faroles de bronce de otras épocas, muy cotizados hoy en día en el mundo de la decoración. A no asignarles entonces valor, todo este material fue desapareciendo y no porque se lo llevara nadie, sino por puro abandono. Es posible que si se escarbara en las instalaciones del viejo depósito nos encontraríamos con más de una sorpresa y hallazgos estimables.

Ya saben, porque en La Región se ha tratado este asunto con especial sensibilidad, que aparte del cálculo cercano a los 150.000 euros que se estima el costo de reparación y mantenimiento de este bien urbano, patrimonio de la ciudad, que la restauración parece empresa difícil de ejecutar, aunque alguna de las explicaciones que se han dado desde las instancias donde debería existir la adecuada sensibilidad son poco convincentes. Hay que reconocer, empero, el empeño de tantos vecinos del pontino barrio ferroviario de Ourense, donde tanto se aprecia, estima y arropa a esta viaja locomotora. El descuido en su conservación ha permitido incluso el desaprensivo robo de elementos de su configuración.

Como se sabe, a mediados de los años cincuenta, Ourense se convirtió en la más importante plaza o centro ferroviario de Galicia, sustituyendo a Monforte de Lemos, al abrirse la línea A Coruña-Zamora por Puebla de Sanabria, lo que se unió a sus dos viejos trazados por Redondela a Vigo y Monforte-León. Ya hemos hablado aquí la larga espera del ferrocarril en Galicia, especialmente la línea a Zamora por Puebla de Sanabria que tardó más de 30 años en ejecutarse. Tras crearse Renfe en 1941, Galicia quedó integrada en la 7ª Zona, con jefatura el León, una de las dotadas de peor material, a lo que se unían las dificultades del trazado y la frecuencia de caída de trincheras y lo que los viejos maquinistas llamaban “baches ciegos”; es decir, cuando el terreno cedía al paso de los convoyes y el tren botaba, debido a los numerosos acuíferos y el inadecuado tratamiento del asentamiento y perfiles de la vía. Pero esa otra historia.

Lo cierto es que no se conservan en España muchas viejas locomotoras como esta de Ourense, fabricada en 1927, y que, aunque nos sea una “Mikado”, una “Confederación” u otras históricas de eufórico nombre y que nunca circulara por aquí, según la memoria de los viejos maquinistas, para el barrio de A Ponte y para toda la ciudad es un símbolo que recuerda la llegada del ferrocarril. Este tipo de máquina, conocida popularmente como “Mastodonte” es de procedencia belga y solo se conserva otra en el Museo del Ferrocarril de Cataluña. La de Ourense prestó servicios en la línea Valencia-Calatayud y fue cedida a la ciudad en 1976. Una de esas “Mikado” que a los viejos ferroviarios ourensanos quisieran haber tenido aquí se conserva en el Museo del Ferrocarril de Monforte de Lemos y hay otras muchas por el mundo adelante. (Su numeral es 141F-2111) de donde solía salir de vez en cuanto para viajes conmemorativos y efemérides. Aunque nuestra “Mastodonte” no sea tan hermosa de líneas, merece que la cuidemos con todo cariño. A ver si de esta vez se hace.

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