Fodechinchos do país

En el ADN del ser humano dormita un colonizador que puede despertar cuando sobrepasa los límites de la parroquia o del barrio. Un colega de andainas, bueno como el limón para la salud, se sorprende de que le tuerzan el morro cuando deja plantado el todoterreno en la entrada del alpendre que más a mano le queda de la ruta. "No tiene vado permanente", soltó en un lugar de Silleda.

Recogió carrete según se justificaba. "Acabo de quedar como un urbanita de manual, pero me gusta dejarlo cerca de una vivienda por los robos". Un fodechinchos do país, con remedio.

El personal se ha echado al monte a caminar. Y Galicia tiene otro filón por explorar más allá del Camino, que cerró el año con el récord de 500.00 consumidores de vacaciones, el 15% peregrinos con una motivación espiritual.

El turismo representa el 13% del PIB gallego y 130.000 empleos. Hasta el mes de noviembre fueron recibidos 7 millones de viajeros. Alfonso Rueda, presidente de la Xunta, quiere más.

Ayer en Fitur, escaparate mundial del negocio, ofreció Galicia como "casa de todos", donde "no sobra nadie y hay fiesta 365 días al año". Rueda se esforzó por barrer las hipotéticas consecuencias de la mediática pero irreal polémica por el garito de Mera que se declaró espacio libre de fodechinchos el pasado verano.

Las teles estatales, con sede en Madrid, rellenaron parrilla al sentirse apeladas o por no tener nada mejor que servir. Y hay fodechinchos de aquí y de allá. Al lado de Rueda, como embajador de Galicia y sin sentirse aludido, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida se declaraba "madrigallego" y relataba su inolvidable despedida de soltero en A Coruña. Por negocio y tranquilidad, mejor que vengan casados.