Sonia Torre
UN CAFÉ SOLO
Las nostalgias
SUEÑOS DE OLIMPIA
Se cumplieron 50 años del fin del Franquismo, período histórico todavía en discusión. Motivo recurrente del mentiroso compulsivo de Moncloa.
Realizar una valoración objetiva de su relación con el deporte choca con los dogmas de la nueva dictadura que sufrimos. La de lo políticamente correcto.
Podrían diferenciarse dos etapas durante el régimen de Franco (1939-1975). La primera, desde el fin de la Guerra Civil hasta 1960, caracterizada por la escasez, el total control estatal y la generación espontánea. La segunda, desde 1960, aperturista y preocupada por el futuro.
Porque España se recuperaba de una contienda y la prioridad era comer. No estaba mejor una Europa arrasada por la II Guerra Mundial. Ni el deporte se concebía como se hace hoy.
Terminada la Guerra, se sustituyó la Junta Nacional de Educación Física republicana por la Delegación Nacional de Deportes, cuya gestión recayó en Falange Española (una de las cuatro “familias ideológicas” con las que Franco lidió durante su mandato).
La Falange -de ideología nacionalsindicalista y socialista- pretendía acaparar toda la estructura, en contínua lucha contra la “familia” nacionalcatólica y la influencia de la Iglesia. Unificó federaciones, eliminó términos “extranjeros” (Racing, Athletic…) y ensalzó la furia española en los escasos éxitos.
Porque España se recuperaba de una contienda y la prioridad era comer. No estaba mejor una Europa arrasada por la II Guerra Mundial. Ni el deporte se concebía como se hace hoy.
Fútbol, ciclismo y hockey sobre patines fueron los deportes más fructíferos durante esta etapa: las cinco Copas de Europa del Real Madrid (1956-60), el Tour de 1959 de Bahamontes, más los 3 Mundiales y 4 Europeos de la selección masculina de hockey.
El delegado Nacional era también el presidente del Comité Olímpico Español. El COI aceptó en 1945 esta anómala situación.
A partir de la II Guerra Mundial, la “familia” falangista perdió poder influencia con respecto a la “tecnócrata” y a la “monárquica”. La década de los 60 fue la del crecimiento económico, el bienestar y la apertura internacional.
En la Delegación Nacional de Deportes, se pasó de un perfil de corte militar -como el general y héroe de guerra José Moscardó- a uno más especializado.
José Antonio Elola-Olaso (1956-1966) promulgó la Ley de 1961, que supuso la creación del INEF y las residencias de alto rendimiento. El después presidente del COI José Antonio Samarach (1966-1970) organizó la primera campaña de promoción del deporte: “Contamos contigo”. Entre ambos, construyeron 12.000 instalaciones.
Esta etapa se caracterizó por inolvidables pioneros que abrieron la senda en deportes desconocidos, a pesar de sus rudimentarios medios: Miguel Torres y Santiago Esteva en natación, Paco Fernández Ochoa en esquí, Manolo Santana en tenis, Ángel Nieto en motociclismo; Mariano Haro, Sola o Garriga en atletismo…
La Eurocopa de fútbol de 1964, ganando en la final a la URSS con el mítico gol de Marcelino, fue un momento culminante. A los éxitos habituales del hockey se añadieron el baloncesto (5 Copas de Europa del Real Madrid) y el boxeo (títulos mundiales de Legrá, Carrasco, Galiana y Perico Fernández),
Esta etapa se caracterizó por inolvidables pioneros que abrieron la senda en deportes desconocidos, a pesar de sus rudimentarios medios: Miguel Torres y Santiago Esteva en natación, Paco Fernández Ochoa en esquí, Manolo Santana en tenis, Ángel Nieto en motociclismo; Mariano Haro, Sola o Garriga en atletismo… A Joaquín Blume le correspondía lo mismo en gimnasia, de no fallecer en un trágico accidente aéreo en 1959.
El boicot a los Juegos de Melbourne de 1956 o las puntuales negativas de Franco a competir en la URSS fueron trabas al progreso. A la muerte del dictador, España estaba abierta al necesario salto adelante del deporte.
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