Hipocresía

Publicado: 06 oct 2025 - 01:40

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Sinónimo de descaro, desvergüenza, desfachatez, impudor, frescura e inverecundia, es por definición el cinismo la desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables, o dicho de otra manera, la impudencia u obscenidad descarada.

Resulta difícil definir de otra manera el oportunismo de Sánchez en relación al Sáhara, Gaza, el genocidio de cristianos en Nigeria o la represión policial brutal de la primavera árabe marroquí

En la Grecia clásica se establecía que la doctrina de los cínicos expresaba desprecio hacia las convenciones, así como las normas y valores sociales.

Resulta difícil definir de otra manera el oportunismo de Sánchez en relación al Sáhara, Gaza, el genocidio de cristianos en Nigeria o la represión policial brutal de la primavera árabe marroquí.

En su primer mandato, Sánchez, quien nos tiene acostumbrados a cambiar de parecer de la noche al día, se alineó con Marruecos apoyando unas elecciones autonómicas para el Sáhara. Una posición que entra en franco conflicto con el mandato de la ONU, que considera que el Sáhara pertenece administrativamente a España, y sobre la que pesa la obligación de convocar un referéndum de autodeterminación.

Para quien no haya caído en la diferencia sutil entre un referéndum de autodeterminación y unas elecciones autonómicas, el primero supone la naturaleza de facto de territorio independiente con derecho a reconocimiento de estado, mientras el segundo supone atribuir autoridad a Marruecos sobre el territorio y pueblo saharaui.

Aunque ciertamente esta situación es una herencia de gobiernos españoles anteriores, que fueron demorando la convocatoria electoral por intereses como la explotación de los caladeros o las prospecciones petrolíferas, el viraje de Sánchez, de pedir desde la oposición la independencia del pueblo saharaui a abandonarlo a la sumisión marroquí, parece obedecer más a los intereses del lobby de ZP y otros exministros en territorio alauita, o dicho de otra manera, que aceptar la independencia del Sahara suponía un paralelismo con las aspiraciones catalanas de su primer mandato, dando carpetazo a las legítimas aspiraciones de los saharauis.

Entonces, ¿por qué Gaza sí merece su defensa? Porque Roma ya había inventado la estrategia de señalar hacia el exterior cuando al gobierno se le calentaba el suelo bajo los pies en suelo patrio. Pero, ojo, con muchas salvedades. A saber, que el problema de Gaza apunta a los grupos terroristas Hamás y Hezbolá, quienes han estado utilizando a la población civil gazarí -incluyendo a los niños- para seguir atentando contra Israel, después de incursionar en territorio hebreo, secuestrar a civiles judíos y utilizarlos también, al igual que a la infancia palestina, como escudos humanos.

¿Y por qué Gaza sí y el Sahara no? Porque el conflicto palestino hace muchísimo más ruido al estar alimentado, entre otros, por los grupos terroristas de Siria, Líbano, Yemen e Irán, con una considerable capacidad bélica y propagandística, que convierten a Gaza en un interesante artefacto propagandístico para Sánchez.

Pero también por una cuestión de manipulación informativa de naturaleza económica y cultural, un enfrentamiento de ricos contra pobres, dado que en el sur europeo católico, y más acusado en España, se ha inculcado que la riqueza es sinónimo de maldad, mientras la pobreza garantiza el pasaporte al paraíso. Ese es el meollo del asunto para que a los simpatizantes de la izquierda los hayan convencido de la maldad de Israel y la bondad de Gaza, porque en sus postulados, el socialismo no busca la mejora de las condiciones de la población, sino que todos sean iguales, y claro, los ricos son por definición malos porque en su visión simplista desafían a la sociedad igualitaria, esa que se pasan por el arco del triunfo los socialistas que pasan a ocupar cargos políticos, dejando que el resto de la ciudadanía sea igual mientras ellos viven como marqueses.

¿Así de simple? ¿Y entonces, por qué Sánchez no se moja con el genocidio en Nigeria? Sencillamente, porque es una guerra de pobres contra pobres, y ahí no hay chicha que respalde el rendimiento político. ¿Y la juventud marroquí reprimida con violencia por la policía alauí? Dicen que para Sánchez es mejor no criticar el régimen de Mohamed VI por no sé qué pegaso.

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