Hombres de bragueta fácil

EL ÁLAMO

Publicado: 11 dic 2025 - 05:10

Itxu Díaz
Itxu Díaz | La Región

No sé qué le pasa a esta gente. Les das una posición de poder y les pones dos tetas cerca y se te ponen bizcos como Paco Martínez Soria en una playa de Ibiza llena de suecas. Una cosa es que la carne sea débil y otra es que parezcan incapaces de vivir sin estar intentando picar todas las flores del jardín a cada instante, quieran o no las flores ser picadas. Que mucho hablamos de las costumbres insanas hacia las mujeres de una parte de la inmigración ilegal de cultura árabe, pero vamos a tener que empezar a hablar también de los famosos “aliados feministas”, que cualquiera diría que se han metido en la pomada del 8-M solo para estar al menos un día al año rodeados de tías.

Dicen que Salazar salía del baño con la bragueta bajada para subírsela en la cara a alguna compañera de trabajo. Esto demuestra que Bécquer fue el penúltimo romántico. Luego llegó Salazar y mató la poesía. No seré yo quien condene a los donjuanes con síndrome de Peter Pan, pero salir del baño sin subirse la bragueta para hacer ese deprimente numerito no es propio de conquistadores empedernidos sino de un tipo que aspira a que lo contraten de extra en Peppa Pig. Y, desde luego, de alguien que carece de las más elementales condiciones de autocontrol como para vivir en sociedad. No olvidemos nunca esto: el de la bragueta bajada es el que, desde La Moncloa, ha decidido las políticas feministas del Gobierno mano a mano con el yerno del capo de las saunas con pilinguis. Soy feminista porque soy socialista.

Todos los casos que conocemos hasta ahora de cargos del PSOE comportándose como monos en pubertad, coinciden con tipos que han sido muy cansinos dando la turra a los ciudadanos con la monserga feminista. Mientras pintan bancos de color morado, pegan carteles de “hermana, yo sí te creo”, dan charlitas basura en las escuelas para lavar el cerebro a los niños, intentan cancelar a Soto Ivars, firman leyes de paridad de dudosa constitucionalidad, y dilapidan millones en campañas que, en resumen, vienen a decirte que tu, tan solo por ser hombre, eres un cerdo y un violador, resulta que no pasan por alto un solo un escote en su entorno, que consideran trinchera todo culo femenino, y que hasta ofrecen cargos a cambio de cochinadas a chicas que ni se pararían a hablar con ellos si no fuera por ser quien son.

Y no me resisto a hablar de ellas. Sí. Las que acusan de machismo a Santiago Abascal por decir que la ley del “sí es sí” –o ley “sueltavioladores”- es lo peor que le ha pasado a las mujeres. Las que se rasgan las vestiduras a todas horas, desde Rubiales hasta las rimas subidas de tono de unos chavales en una residencia universitaria. Todas calladas hoy. Esas ministras que después de expulsarlo de La Moncloa por guarro se sientan en un restaurante de Chueca a darle cariño en la intimidad confiando en que nadie les hará una foto. Todas disculpando a sus jefes salidos. Todas diciendo “ya sabes cómo es Paco”, con asquerosa complicidad. E incluso amenazando a las víctimas si se les ocurre denunciar. Si en lugar de en el seno del PSOE, esto hubiera ocurrido en un colegio o en una iglesia, las tendríamos en primera fila de pancarta quemando las calles.

Sospecho que hay algo de proyección de la propia personalidad en toda la monserga feminista del PSOE de Sánchez. Un proyecto político que tiene su origen entre cutrísimas luces de neón y scorts de lujo, lava su mala conciencia redoblando la propaganda hembrista contra los ciudadanos. Tiene su gracia. Ni usted ni yo hemos pedido a nadie que nos enseñe el escote, ni nos hemos subido la bragueta en la cara de una compañera de trabajo. Y, sin embargo, la propaganda, los cursillos contra el acoso, las campañas disparatadas, la acusación de machistas y misógenos, y demás dineral nuestro dilapidado en ministerios, consejerías y concejalías de Igualdad, nos la comemos nosotros. Enterita. Ellos ponen la cara, el lazo morado, los discursitos, y firman las leyes que nos estigmatizan, y ellos, entretanto, van tocando culos ajenos sin permiso y enviando a sus colegas decenas de mensajes nocturnos repugnantes no deseados.

Al fin, aún vendrá algún pagafantas a embarrar el campo, a decirme que esto pasa en todos los partidos –no lo dirá por Errejón o por los amigos de Yolanda-, y que el machismo es “estructural en la sociedad”. No, mire, escúcheme bien esta vez: lo único que es estructural aquí es la proliferación de idiotas.

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