Hotel Ritz de Madrid

Es uno de los establecimientos más emblemáticos de la capital española y un símbolo de lujo y elegancia desde principios del siglo XX. Su historia comienza gracias a la iniciativa del rey Alfonso XIII, quien, tras viajar por Europa, quiso dotar a Madrid de un hotel a la altura de otras grandes capitales. Así, en colaboración con el empresario César Ritz, famoso por haber impulsado hoteles de prestigio en París y Londres, se puso en marcha el proyecto.

El Ritz madrileño abrió sus puertas el 2 de octubre de 1910, frente al Parque del Retiro y junto al Paseo del Prado, en un enclave privilegiado que aún conserva.

Desde su inauguración, el Ritz se convirtió en punto de encuentro de la alta sociedad, la realeza y personalidades de todo el mundo.

Ha recibido a huéspedes ilustres como Ernest Hemingway, Ava Gardner, Sophia Loren, Grace Kelly o Richard Nixon. Incluso se cuenta que la mismísima Coco Chanel pasó temporadas en sus habitaciones, dejando una impronta de sofisticación. Una anécdota curiosa relata que el torero Luis Miguel Dominguín llevó allí a Ava Gardner tras festejo taurino, en un Madrid que, en los años 50, vivía fascinado por la actriz estadounidense.

El Ritz madrileño abrió sus puertas el 2 de octubre de 1910, frente al Parque del Retiro y junto al Paseo del Prado

El Ritz también ha sido escenario de episodios históricos. Durante la Guerra Civil, fue requisado y utilizado como hospital para atender a los heridos, lo que contrastaba con el lujo de sus salones.

Décadas más tarde, en plena Transición, el hotel acogió banquetes y reuniones políticas que marcaron la vida pública española.

Arquitectónicamente, el Ritz combina el estilo francés Belle Époque con influencias clásicas, y desde el principio destacó por sus comodidades: baños privados, calefacción central y una refinada gastronomía que introdujo en Madrid platos internacionales poco conocidos en la época.

Su legendario “brunch de los domingos” y sus tés de la tarde se han mantenido como tradiciones sociales.

Tras varias reformas, la más reciente en 2021 bajo la gestión de Mandarín Oriental, el Ritz sigue siendo un referente del lujo en España.

Más que un hotel, es un testigo vivo de la historia madrileña, donde cada salón y cada habitación guardan recuerdos de un siglo de anécdotas y glamour.

La posada del peine, el hotel más antiguo

Caminando por el centro de la capital nos encontramos con el hotel más antiguo de Madrid, la Posada del Peine, fundado en 1610 por Juan Posadas.

Alojarse en la Posada del Peine es como vivir un día la historia de Madrid.

Antaño, las habitaciones más lujosas tenían balcones que daban a la calle, pero las más modestas no tenían ni ventanas, pero en todas las habitaciones los huéspedes encontraban un detalle, un peine al lado del aguamanil, eso sí atado a una cuerda para que no lo robaran.

Este interesante detalle hizo que al alojamiento lo comenzaran a llamar la Posada del Peine, nombre que mantiene en la actualidad.

En sus más de cuatrocientos años de historia ha visto pasar por sus habitaciones a todo tipo de huéspedes, algunos tan importantes como la viuda de Gustavo Adolfo Bécquer, Casta Esteban, o el pintor José Gutiérrez Solana y su fama fue tal que se menciona en “Fortunata y Jacinta”, de Pérez Galdós o en la saga del Capitán Alatriste.

La posada fue también testigo del discurso de Camilo José Cela en su ingreso en la Academia de la Lengua.

La historia de este lugar comienza a escribirse en 1610 cuando Juan Posadas decide abrir una casa en la calle Vicario Viejo, hoy sería la calle Marqués Viudo de Pontejos, para dar alojamiento a los forasteros que andaban de paso por Madrid.

Al principio, no se exigía ninguna identificación, no se pedían credenciales, y a los huéspedes ni siquiera se les preguntaba su nombre. En su lugar, sólo se pedía el dinero necesario para disfrutar de una cama y una manta durante las gélidas noches madrileñas.

Poco a poco empezó a tomar forma la creencia de que todo aquel que pudiera pagar y tuviera algo que ocultar sabría dónde acudir en caso de emergencia. Esto se debía a la imposibilidad de determinar quién debía ser denunciado en caso de que las autoridades lo requirieran.

En la actualidad tan solo se han conservado las fachadas de los tres edificios originales, en las que todavía se puede ver escrito su nombre, el reloj de la fachada, el pavimento de la entrada y la escalera principal, de madera de pino.

En la actualidad la Posada del Peine luce su mejor versión, y es sin duda, uno de los alojamientos más exclusivos y solicitados por el turismo de lujo que viene a visitar Madrid para conocer su historia y sus costumbres.