Rafael Dávila Álvarez
Non plus ultra
Huele raro cuando a las llamadas telefónicas se pregunta mucho "¿Esto es para publicar?".
Lo ocurrido el sábado en Luintra está muy claro pero lo que pasó después, tiene mucho que explicar. Quizá porque La Región envió a un redactor al partido o porque al final en el fútbol local todo se sabe, pero lo cierto es que la acción de buena fe del colegiado se acaba convirtiendo en una metedura de pata de quienes lo dirigen de padre y muy señor mío. ¿Quién llama el domingo al árbitro y le asesora de cómo salir del entuerto en el que se ha metido? Ese consejo es el verdadero problema del asunto.
Porque que Jiménez Alberte lo suspendió por hacerle un favor a los equipos y a sus asistentes está claro. Igual de claro que que el partido podía seguirse disputando. Igual que un árbitro con esa experiencia no se olvida de reflejar en el acta una suspensión por muchos problemas técnicos que tenga. Si los tuvo.
Y llueve sobre mojado. Porque los clubes cada vez callan menos. Hace poco se habló en Tercera División de colegiados que mentían en las actas y el problema de este asunto es que todo apunta a que la coartada se cae por su propio peso e incluso el juez más parcial se quedará sin argumentos para evitar la condena.
Lo fácil habría sido reconocer el error unos y abrir la nevera otros (¡qué paradoja!) pero en vez de eso se opta por huir hacia adelante. Al final todo sale y ahora empieza el segundo acto titulado: "La culpa es del otro". Esto acaba de empezar.
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