Javier Otero

MUJERES

Publicado: 12 oct 2025 - 03:10

Opinión en La Región
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Javier Otero, felicidad. No, no. Felicidad no es su segundo apellido, es la vida que ha elegido, y por la que se le conoce. Vida en la que no renuncia al progreso que facilita su cometido de protector de los animales heridos o perdidos que llegan a su refugio de libertad. Javier Otero ama de verdad la naturaleza. Y digo que la ama de verdad, no por lo que dice sobre ella, sino por sus hechos. Bienvenido a ese club invisible al que pertenecen todos los que la sienten y lloran por ella en los momentos en los que se la quema, se la destruye y se la utiliza sin respeto, en pro de la usura. Ya decía Fray Luis de León: “Un no rompido sueño,/ un día puro, alegre, libre quiero;/ no quiero ver el ceño/ vanamente severo/de a quien la sangre ensalza o el dinero”. Tengo la sensación de que Javier Otero es una persona libre, que conoce el mar por su profesión de submarinista, y conoce la tierra por su pasión por los que habitan el aire y el suelo firme. Campo, mar y monte.

Se han hecho famosos sin ellos saberlo, los animales cuidados por Javier Otero:

¿Quién da más? “¡Qué descansada vida/ la del que huye del mundanal ruido,/ y sigue la escondida senda, por donde han ido/ los pocos sabios que en el mundo han sido”. Feliz quien puede alejarse aunque sea por poco tiempo del ruido de las motos, de la velocidad de los coches, de la vorágine del día a día, de las prisas y el paro en seco de ante un semáforo, del murmullo hondo, intenso y constante que inunda la ciudad, no percibido conscientemente, pero destructor del sistema nervioso del ciudadano. Se han hecho famosos sin ellos saberlo, los animales cuidados por Javier Otero:

El perro lobo checoslovaco, y sobre todo, los cuervos que le muestran su afecto: “Y la ventana abrí: revolcando/ vi entonces un cuervo venerando/ como ave de otra edad;/ sin mayor ceremonia entró en mis salas/ con gesto señorial y negras alas/ y sobre un busto, en el dintel, de Palas/ posóse y nada más”. El cuervo, de Edgar Allan Poe, poema con el que quería decir infinidad de cosas. El cuervo, uno de los animales más inteligentes de toda la fauna. Las aves constituyen un mundo prodigioso que disfrutan los estudiosos de sus tantas peculiaridades. Sobres ellas dice Ted Hughes, “Mis patas están atadas a la corteza áspera del árbol./ Tardó toda la Creación/ en producir estas patas, cada/ pluma:/ ahora sujeto a la Creación con mi garras“. Maravilla que conoce y cuida Javier Otero.

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