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Jesús Prieto

A cuerpo de rey

Publicado: 23 nov 2024 - 23:35

A finales de junio se producía el Draft de la NBA. Un joven de 19 años de Akron al que llaman Bronny figura entre los 60 jugadores que las grandes franquicias se rifan. Su carta de presentación no es la mejor. Cuenta con apenas 25 partidos universitarios y el hándicap de haber sufrido un paro cardíaco que hizo temer por su vida y por su trayectoria. Todo ello le sitúa en el puesto 55, el sexto más bajo, un lugar que no suele dar acceso a minutos en la mejor liga del mundo y que conduce a los jugadores a la liga de desarrollo. Pero más allá de todo ello, la fortaleza del chaval descansa en su apellido: James.

El superagente de la NBA, Rich Paul, se encarga en los días previos de hacer el trabajo sucio para que Bronny recalae en California. Llamó a los equipos que podían tener interés en el jugador para decirles que se iba a ir a Australia y no vestiría su camiseta. El camino para los Lakers y para su estrella quedaba libre. Lebron llevaba tiempo anunciándolo: “mi último año lo jugaré con mi hijo. Donde quiera que esté Bronny, allí estaré yo”.

Pero la carrera de Bronny empezó de manera torcida. El descalabro de la Liga de Verano con un pírrico 1 de 5 en tiros le valió el desdén del MVP de las finales, Jaylen Brown, que aseguró que “no era un profesional”. Ello se confirmó en su debut en la NBA. Tras 12 partidos presenta unas estadísticas paupérrimas -0,7 puntos, 0,2 rebotes y 0,3 asistencias- que le han valido su exilio en la liga de desarrollo en la que tampoco es capaz de brillar con pésimos porcentajes de tiro -2 de 9 y 2 de 10- en sus dos primeros encuentros.

Pero es probable que su mayor premio sea el conseguido en Río 2016

Lo que ha ocurrido con Bronny es lo que lleva ocurriendo con Lebron desde que tardó nueve años en conseguir su primer anillo y tiene a 26 jugadores por delante de él con más campeonatos NBA: inflan su trayectoria. El sillón en el que se sientan los James es tan cómodo que se acaba de saber que Bronny ni siquiera viajará con el equipo de la liga de desarrollo y solo jugará en casa. A cuerpo de rey.

Dónde si se encuentra una historia de consanguinidad, esfuerzo y calidad deportiva digna de contar es en la familia Salukvadze. La estrella de la prole es Nino, una mujer de 55 años que en París se convertía en la persona con mayor número de participaciones olímpicas, llegando a la decena, y la única en conseguirlo de manera consecutiva. En todo ese periplo -40 años compitiendo al más alto nivel- Nino ha conseguido medallas de todos los colores: un oro y una plata en Seúl 1988 y un bronce en Pekín 2008. Pero es probable que su mayor premio sea el conseguido en Río 2016.

En la cita brasileña, Nino Salukvadze y Tsotne Machavariani se convirtieron en el primer caso de madre e hijo compitiendo en los mismos Juegos, ambos en la modalidad de tiro. Hasta la fecha había tan solo dos casos registrados de madres e hijas compitiendo juntas, doce de padres e hijas y 56 de padres e hijos. Pero la historia de olimpismo en la familia Salukvadze se remonta una generación más, ya que en la villa olímpica de Río también estaba Vakhtang Salukvadze, padre de Nino y abuelo de Tsotne y entrenador de ambos.

@jesusprietodeportes

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