No fue la "noche del afiador" que reclamaba Yosi Domínguez antes de empezar el partido. "En casa nunca se puede perder", decía el receptor de la ovación más sincera y merecida que recuerda el Pazo. No estuvo el equipo a la altura. Esta vez no. Y lo que es peor, abre la puerta a las dudas para citas posteriores ante rivales similares.
Los Suaves y el COB ha sido los emblemas que más lejos y mejor han representado nunca a Ourense. Quizá los únicos capaces de decir que han estado año sí y año también en la élite "de lo suyo" para que muchas veces los valorasen más los de fuera que de ellos presumieran y reconociesen los de casa.
"Un equipo necesita un himno y para ser un himno tiene que cantarse todos los partidos". El mensaje no puede caer en saco roto. Debe el club tomar nota y que ese "Quizás esta noche" que compuso Yosi con tanto cariño suene a todo volumen cada partido en el Pazo y que pase de ser todavía solo una canción al himno reconocido, cantado, identificado y sentido para lo que fue compuesto. "Nunca es muy tarde para que intentemos, cambiar nuestra suerte, cambiar el destino", dice la letra.
El segundo recado del que tomar nota llegó con el balón en juego. El Zornotza fue superior en todo y desnudó a un COB empeñado en renunciar a las zonas y condenado a vivir de un acierto exterior que es un recurso insuficiente para ganar a equipos de este nivel. Zornotza pinchó el globo de la euforia y avisó a tiempo a un COB que deber reforzarse con criterio y contundencia si quiere ser el equipo dominante que vendió. Jugadores que rindan ya en invierno y no pensar solo en la primavera.
¡Que nos leve o demo si hoxe non gañamos
Pois esta noite é a noite do afiador!
Ojalá retumbe el Pazo el día del ascenso y con Yosi de nuevo en el palco. Hay que tomar.
