Líbano, en el corazón de las tinieblas

Publicado: 13 oct 2024 - 02:07

Después de un año de la guerra de exterminio sobre la franja de Gaza como represalia a los ataques del 7 de octubre del año pasado, el gobierno de Netanyahu ha decidido trasladar el epicentro de los combates de Gaza al Líbano, pero sin dejar el encarnizamiento sobre Gaza que a pesar de ofrecer un paisaje de ruinas y desolación con balance humano de 42.000 muertos y 100.000 mil heridos continúa siendo bombardeada con la misma saña de los primeros días. Durante este año, familias enteras han encontrado la muerte y el 80% de los edificios han sido alcanzados por las bombas y los misiles lanzados por los aviones y por los tanques del ejército hebreo. La mayoría de los dos millones y medio de habitantes de la Franja se han convertido en desplazados. Vagabundean de una parte a otra en una permanente huida sin destino. No hay una zona de tierra donde no lleguen los disparos del ejército judío. La Franja tan ruidosa en otros tiempos, ahora se ha convertido en un variopinto complejo de poblados y asentamientos fantasmas donde solo reinan los gritos de dolor y los opacos silencios del mundo y de la muerte.

Disparaban con una ferocidad calculada para que la situación no pasase de escaramuzas controladas, a pesar de que por ambas partes había la voluntad de una destrucción mutua, pero evitaban una guerra abierta.

Mientras Israel reducía a escombros la mayoría de los edificios de Gaza, al norte de Israel que limita con Líbano, se libraba un permanente cruce de disparos entre los milicianos de Hezbolá (Partido de Dios) y militares israelíes. Disparaban con una ferocidad calculada para que la situación no pasase de escaramuzas controladas, a pesar de que por ambas partes había la voluntad de una destrucción mutua, pero evitaban una guerra abierta. Hezbolá (Partido de Dios) fue creado hace casi cincuenta años por Irán con el objetivo de contribuir a borrar a Israel del mapa. Al principio los miembros eran profundamente devotos del islam chiíta, ahora parece que no lo son tanto. No se sabe el número exacto de militantes armados, parece que entre cincuenta mil y cien mil. Son muchos los analistas que lo consideran como la milicia armada más poderosa del mundo, un estado dentro del estado. Poco antes de ser asesinado. Hasan Nasralá, líder del Partido de Dios (Hezbolá) manifestaba: “Nuestra identidad es combatir el proyecto sionista internacional allí donde esté. Somos la creciente fuerza chiíta de resistencia contra los judíos. Yo soy el líder militar y Alí Jamenei, el guía de Irán es nuestro jefe espiritual. No detendremos nunca nuestra lucha. Replicaremos golpe por golpe.” A él lo matarían dos días después, cumpliendo su deseo de convertirse en mártir. Lo ha conseguido.

Hasan Nasralá, líder del Partido de Dios (Hezbolá) manifestaba: “Nuestra identidad es combatir el proyecto sionista internacional allí donde esté. Somos la creciente fuerza chiíta de resistencia contra los judíos".

Por su parte, el gobierno de Israel ha trasladado el centro de gravedad de la guerra a la frontera del sur del Líbano para extenderla de allí a todo el país. Ha diseñado de una forma minuciosa la operación. Conocedor de que Hezbolá es la principal fuerza de resistencia había que golpear sin piedad, ni miramientos su estructura, eliminando una buena parte de sus comandantes ejecutivos y el mayor número posible de activistas. Los días 17 y 18 de septiembre Israel llevó a cabo un ciberataque espectacular al provocar de forma simultánea el estallido de los terminales de buscas utilizados por la organización y los de intercomunicación matando a 39 miembros de Hezbolá e hiriendo a 2,929. Los muertos y heridos cayeron en los lugares más diversos. Unos en las calles, otros en supermercados, en despachos, en cafés y en las casas. La mayoría de los heridos quedaron ciegos y con las manos destrozadas. La organización aparte de golpeada y traumatizada, se sintió desconcertada e impotente, pero no solo fueron los miembros de Hezbolá (Partido de Dios), todos los libaneses presintieron que comenzaba una guerra de exterminio, más brutal y sofisticada de las padecidas hasta ahora. El país estrangulado por varios decenios de guerras y asediado por una profunda crisis económica afronta el futuro sin esperanza. Los más viejos recuerdan con nostalgia los años en que Líbano era el vivo ejemplo de una convivencia feliz y armonioso entre etnias y confesiones religiosas diversas. Hace años, un viejo comerciante de joyas, me contaba los recuerdos de aquellos años felices, cuando al Líbano lo llamaban la Suiza de Oriente Medio y Beirut era considerada como una de las ciudades mejor iluminadas de la tierra, rivalizando con París, por eso la llamaban la París del mundo árabe. En los casinos y en los clubs nocturnos beirutíes se citaban los magnates del petróleo norteamericanos y los productores de los países del Golfo y de Arabia Saudí para grandes encuentros de negocios mientras se deleitaban con los sensuales movimientos de las más importantes bailarinas del vientre.

Un cielo de bombas

Ahora todo ha cambiado. El cielo solo lo iluminan las bombas y lo pueblan los ensordecedores ruidos de los aviones que cruzan soltando bombas y dejando a su paso docenas de muertos y heridos, mientras reducen a escombros confortables edificios, en otro tiempo desbordantes de vida. Los escenarios más crueles y sangrientos de esta guerra que se abate sobre el Líbano tienen lugar al sus del Líbano y al sur de Beirut. Por las calles de las más importantes ciudades y los caminos de pueblos y aldeas circulan constantemente desolados cortejos fúnebres. Unos, los de líderes importantes con música y cortejos de gritos desolados. Los otros seguidos de pequeños grupos silenciosos y tristes.

Los escenarios más crueles y sangrientos de esta guerra que se abate sobre el Líbano tienen lugar al sus del Líbano y al sur de Beirut. Por las calles de las más importantes ciudades y los caminos de pueblos y aldeas circulan constantemente desolados cortejos fúnebres.

La guerra en Líbano avanza y crece en crueldad. En el diseño estratégico de Netanyahu, Israel tiene la voluntad y la decisión de no abandonar el combate hasta eliminar las últimas raíces de Hezbolá.

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