Opinión

Recordando a Pío

Las reflexiones más ingeniosas y crípticas del universo político nacional suelen atribuirse por defecto al cáustico humor galaico de Pío Cabanillas Gallas, el popular personaje maestro de estrategias y prodigio de talentos, pilar de la Transición y directo colaborador de Adolfo Suárez sin cuya zorruna sabiduría ni Suárez hubiera podido conformar UCD ni hubiera sido probablemente presidente. Hay quien dice que Juan Carlos de Borbón tampoco habría sido el rey Juan Carlos I sin los movimientos en la oscuridad de este señor de Pontevedra que desempeñó un ministerio con Franco y otro con la democracia y que se murió de un infarto fulminante a punto de cumplir 69 años.

De Pío se cuentan tantas cosas que es lícito suponer que algunas de las muchas que de él se cuentan forman parte de la dudosa división de la leyenda urbana, pero sí doy fe personal de su socarrón sentido de la vida y de su sabiduría infinita. Fue él quien, según me cuenta mi amiga Catalina que estuvo en el equipo del ministro Punset asistiendo al Congreso de Palma el que, preguntado por los periodistas a la salida de una de las sesiones sobre cuál de las muchas facción que pugnaban por quedarse con el control del partido obtendría la victoria, respondió con un guiño y una sonrisa fugaz: “señorita, cuando acabe el Congreso ya le diré yo quiénes hemos ganado”. Tengo una foto con él en el que posamos los dos muy sonrientes después de que su avión se saliera de la pista en Lavacolla y no se matara de milagro, y recuerdo que le felicité por salir con bien de aquella situación: “Desengáñese, Orío, –me respondió- muchos lo estarían ahora celebrando”

Fue también Cabanillas quien ideó o a él al menos se le atribuye, aquel comentario tan cruel como atinado que decía “cuerpo a tierra que vienen los nuestros” que en estos momentos padece con especial intensidad uno de sus hijos políticos más destacados, el presidente del Gobierno Mariano Rajoy al que le está friendo el fuego amigo desde los cañones que maneja en Faes quien le nombró su heredero es decir, José María Aznar. El último texto es una andanada incendiaria que a Rajoy probablemente le habrá calado pero menos porque cuando Faes se expresa ya sabe Rajoy que el destinatario es él y ya está acostumbrado. Aznar es además presidente de honor del PP. Que listo era Pío y cuánto sabía.

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