Opinión

Erradiquemos el edadismo

Una vez más, Zara da en la diana de lo importante. Además de crear riqueza y puestos de trabajo, está en lo fundamental, en el mundo real -a pesar de que había un grupo político que opinaba que era mejor sustituirlo por “cooperativas”, ilustrando así una ocurrencia más de determinados sectores de la política actual-. Pero volviendo a la iniciativa de Zara con la que he iniciado este artículo, me estoy refiriendo a la nueva campaña contra el edadismo, en la que se va a contar con una nueva imagen: Ángela Molina, de 67 años. Así ilustra el gigante textil su aportación a la lucha contra la discriminación por razón de edad, lo que conocemos como “edadismo”. 

Leyendo una entrevista reciente a Ángela Molina a propósito de esa campaña, puedes estar de acuerdo o no con sus ideas. La reconocida actriz se muestra contraria a las cirugías para contrarrestar el paso del tiempo. También aquí cada uno tiene su mentalidad y nada ni nadie está en posesión de la verdad absoluta... Siempre que la cirugía sea practicada por expertos y de manera natural, debemos respetar todas las opciones, a favor o en contra. El respeto es la base de la convivencia en una sociedad madura y equilibrada. 

El edadismo, o discriminación por motivos de edad, es un conjunto de prejuicios que nos llevan a comportamientos como invisibilizar a los mayores, o suponerlos incapaces por su edad. En nada ayuda a ese “respeto” al que acabo de hacer referencia. Infantilizar a las personas mayores en el trato -aquí me refiero al tratamiento indiscriminado de “abuelo/a” hacia personas que tienen un nombre por parte de otras personas que no son sus nietos-, es solo un ejemplo de esa discriminación social que pretende enraizar y cuya erradicación es responsabilidad de todos. 

Tristemente, el edadismo es un fenómeno que está siendo aceptado en nuestra sociedad y que sin embargo tenemos el deber moral de combatirlo. Una de las herramientas para ello podría ser la Cátedra de Edadismo. Me parece destacable que las instituciones públicas se involucren y tomen conciencia, como por ejemplo hace la Universidad de Vigo, teniendo una cátedra específica dedicada al edadismo. Su directora, Ana Belén Fernández, tiene como objetivo evitar que la edad se utilice para categorizar y dividir a las personas por sus atributos, ocasionando injusticias, daños y discriminación. Loable objetivo y digno de reconocimiento y de compromiso por parte de toda la sociedad. 

De hecho, una afirmación de su directora que me pareció muy interesante es la de que esta cátedra “pretende desaparecer cuanto antes”, porque ello querrá decir que se habrá desterrado el edadismo y así “carezca de sentido”. Es, como bien explicó Ana Belén Fernández, una cátedra “nacida para desaparecer”. Ojalá así sea cuanto antes y toda la sociedad tome conciencia de la necesidad de proteger, valorar y respetar a sus mayores, justo lo contrario de lo que promulga esta discriminación.

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