Opinión

Los Rolling Stones revolucionando la tecnología musical: la “Mighty Mobile”

La unidad móvil de grabación de los Rolling Stones: Mighty Mobile.
photo_camera La unidad móvil de grabación de los Rolling Stones: Mighty Mobile.


Desde hace algunas semanas, coincidiendo con ese runrún que hay en el entorno de los Rolling Stones, en el que se mezclan las sesiones de grabación en Jamaica en las que han participado Paul McCartney y Ringo Starr y que parece van a ser definitivamente las últimas cara a la edición de un nuevo disco de estudio, ese disco anunciado desde hace casi diez años, junto con los rumores, ya antesala de la noticia de una gira por Estados Unidos que debería haberse anunciado oficialmente a finales del pasado mes de febrero y cuya confirmación se ha aplazado en principio “sine die”, esta cada vez más claro que a pesar de que pudiera pensarse que la gira “Sixty” del pasado año marcaría un hiato en la actividad stoniana, nada más lejos de la realidad. Hasta la edición de un enésimo álbum en directo como el que ya comentamos aquí, “Grrrr Live” hace que los Stones sigan siendo actualidad constante en estos primeros meses de 2023. 

Bien, pues ahora tenemos que sumar a toda esta actualidad Stone esa serie de pequeños “micro-docus” que el grupo ha colgado en Internet como piezas de determinados episodios de su historia, y del que recientemente han puesto en circulación uno especialmente interesante y que entiendo que merece en estos “Papeles de rock” que nos detengamos mínimamente en su fascinante historia: La legendaria unidad móvil de grabación de los Rolling Stones, la “Mighty Mobile”, que atesora una historia poco conocida y que sin embargo, es todo un patrimonio de la historia de nuestra música. 

Valió la pena el esfuerzo: tanto “Sticky Fingers” (1971) como “Exile On Main Street” (1972) se grabaron en ese singular estudio

Desde 1967, los Stones tenían como una suerte de cuartel general para la grabación de sus discos los Olympic Studios de Londres, en donde grabaron “Their Satanic Majestic Requiest”, “Begars Banquet”, “Let It Bleed” y e incluso varias canciones en formato “song in progress” de temas que luego irían a “Sticky Fingers” o “Exile On Main Street”. Pero para una banda que no siempre tenía suficiente tiempo para dedicar a sus grabaciones – en esa época el grupo a veces pasaba mucho más tiempo del que sin duda les hubiera gustado en reuniones con abogados, tanto por problemas contractuales con su compañía de discos, como por las causas judiciales pendientes por sus problemas con las drogas, en especial Brian Jones- encontraba sumamente engorroso tener que adaptarse a los rígidos horarios de unos estudios que muchas veces funcionaban como un comercio normal, de 9 de la mañana a 5 de la tarde y que en ocasiones no estaban libres, al estar reservadas horas para otros clientes.

A comienzos de 1970 Mick Jagger tomó la decisión: en su amplia y recién estrenada mansión de Stargroves, a las afueras de Londres, se habilitaría el espacio y las habitaciones que fueran necesarias para instalar allí unos estudios de grabación, donde se grabaría el siguiente álbum de estudio del grupo. Pero según se dice, el amigo íntimo, road manager y pianista del grupo, Ian Stewart advirtió que sería mucho más práctico y económico en lugar de hacer una gigantesca obra para construir unos estudios como los Olympic, usar una estructura más básica que de hecho el grupo pudiera llevar consigo a Stargroves o a cualquier otro sitio. “Un estudio perfectamente equipado cabía en la trasera de un camión, y eso fue lo que diseñamos”, recordaba el propio Ian Stewart. Y así entre el pianista y el productor Glyn Johns, lograron instalar el equivalente de la sala de control de los Olympic Studios en un camión que pudiera ir dondequiera que estuvieran los Stones.

No se escatimaron gastos en su creación: la máquina de grabación de cinta abierta 3M M79, por ejemplo, tal y como se dice en el micro-documental de YouTube, costó 79.000 dólares, lo que equivale a 500.000 euros al cambio actual y otros equipos tuvieron que fabricarse a medida incrementando considerablemente los costes.

Sin embargo, valió la pena el esfuerzo: tanto “Sticky Fingers” de 1971 como el siguiente “Exile On Main Street” de 1972 se grabaron en la Mighty Mobile, aunque las mezclas y los últimos toques se hicieran en estudios externos. En el primer caso, tal y como se había planeado, con la RSM instalada en Stargroves, mientras que en el caso de “Exile…” como ya es sabido, llevada hasta Nellcotte, la casa de Keith Richards en el sur de Francia. 

“Era la única unidad de grabación móvil independiente que existía en ese momento”, escribió Keith Richards en su autobiografía “Life”. “Fue otra de esas cosas hermosas, graciosas y fortuitas que nos ha ocurrido a los Stones. De hecho, nosotros fuimos quienes menos la usamos. ¡Se la alquilábamos a todo el mundo!”. 

Es cierto. Hasta que en 1993 dejó oficialmente de utilizarse, y a pesar de que lo que Keith afirma, los Stones la siguieron usando a menudo –una parte considerable de “Some Girls” de 1978 se grabó con la ayuda de la Mighty Mobile- este estudio móvil ha pasado a la historia tanto por “Sticky Fingers” y “Exile On Main Street” como por los grandes discos que se grabaron con ella por parte de nombres de primera línea en la historia del rock, caso de Led Zeppelin con “Led Zeppelin III” y “Led Zeppelin IV”, Deep Purple con “Machine Head” y “Burn”,  Fleetwood Mac con “Penguin, Faces con “Long Player”, The Who con “Who´s Next?”, Bad Company con “Straight Shooter” y “Run With The Pack” o Frank Zappa con su “200 Motels” entre otros muchísimos artistas a lo largo de los 70 y los 80.

“La unidad móvil de los Stones marcó un hito en la tecnología de grabación”, declaró a Ultimate Classic Rock Jesse Moffatt, gerente de Colecciones y Cuidado de Instrumentos del Centro Nacional de Música de Calgary, en Canadá. Incluso técnicamente, los Stones optaron por el mejor material existente en ese momento. “La Mighty Mobile” se construyó alrededor de una consola Helios”, asegura Moffatt. “Los propietarios anteriores de las consolas Helios incluyeron a los Beatles, The Who, Eric Clapton, Steve Miller y Steve Winwood, por nombrar algunos. Fue la consola elegida por muchos de los mejores músicos del momento, y los Stones eran conscientes de ello”. 

Sin embargo, a medida que amanecía la revolución de la grabación digital a comienzos de los 90, la demanda de un estudio de grabación totalmente analógico sobre ruedas disminuyó, y fue entonces cuando el Centro Nacional de la Música decidió comprarlo. El plan original era conducirlo de Nueva York a Calgary, pero solo llegó hasta Chicago antes de que se averiara y tuviera que ser remolcado el resto del camino.

Sin embargo, incluso hoy en día, el RSM es más que una simple pieza de museo: todavía funciona y los músicos en Calgary pueden alquilarlo para grabar sus propios proyectos. Y yo personalmente, no tengo la menor duda: siempre existirá en esas grabaciones una magia que no obtendrías nunca de un PC portátil.

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