Nana y Lulú

Algunos textos deberían tener una banda sonora incorporada. En su caso, a éste le vendría muy bien “¿Quiénes somos?. ¿De dónde venimos?. ¿A dónde vamos?” de los vigueses Siniestro Total. La humanidad lleva milenios planteándose los mismos interrogantes, para los que la religión, la filosofía y la ciencia han elaborado creencias, teorías y elucubraciones.

Para saber de dónde venimos, la teoría de la evolución nos ha emparentado con otras especies que ocuparon este planeta antes que nosotros. Primero la paleoantropología, y después la genética, han conseguido aquilatar todo lo que tenemos en común con primates y neardentales, por poner un par de ejemplos. Los expertos calculan que hace 6 millones de años los humanos y los chimpancés separamos nuestras líneas evolutivas desde un antepasado común.

La teoría de la evolución nos ha emparentado con otras especies que ocuparon este planeta antes que nosotros

Viendo cómo evolucionan a pasos agigantados la ciencia y la tecnología, me gustaría saber cómo serán nuestros descendientes dentro de otros 6 millones de años. Si es que la humanidad no se extingue antes. Es una lástima no poder disfrutar de ese futuro, pero la culpa es de la mortalidad. Y una vez más, esta casa común de todos llamada la Tierra, pasará a ser ocupada por otros inquilinos.

Con todo esto queremos decir que la hominización ha necesitado de mucho tiempo, pero que la evolución tecnológica está modificando demasiado deprisa los pilares clásicos sobre los que edificamos la humanidad. Conservo y releo un ejemplar de “Vuelta al Edén.

La evolución tecnológica está modificando demasiado deprisa los pilares clásicos sobre los que edificamos la humanidad

Más allá de la clonación en un mundo feliz”, editado por Taurus en 1998, del eminente biólogo y catedrático estadounidense Lee M. Silver (1952). Esta contrautopía planteaba que en el siglo XXIV existirían dos tipos de humanos: los génricos, enriquecidos genéticamente, dotados de genes artificiales creados en los laboratorios, y los naturales, no modificados, y por lo tanto idénticos a lo que ahora somos. El profesor Silver planteaba que la medicina ya es capaz de modificar nuestra genética para combatir enfermedades que se han venido heredando de padres a hijos desde la noche de los tiempos, y que sólo era cuestión de tiempo que esas mismas herramientas fueran empleadas por las élites para mejorar la salud y las capacidades de sus descendientes.

Años más tarde apareció el controvertido Jiankui He, el científico chino que afirmó haber modificado genéticamente dos embriones humanos para hacerlos resistentes al SIDA. Condenado por su falta de ética por la comunidad científica internacional, pasó en China 3 años entre rejas. Ahora, recuperada su libertad, ha anunciado su vuelta a los laboratorios. Aquellos embriones son hoy dos gemelas de 6 años, Nana y Lulú, uno de los secretos mejor guardados por el gobierno chino. ¿Hacia dónde vamos?