Jesús Prieto Guijo
LA OPINIÓN
Parricidio en El Palmar
Todos los años, del 18 al 25 de enero, la familia cristiana celebra el octavario de oración por la unidad. Este año con el lema: "Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia" (IICor 5,14-20). Al despedirse de sus discípulos, Jesús les manifestó que "nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos" (Jn 15,13) y cumple su palabra muriendo por nosotros. Este amor hasta el extremo impulsa a la reconciliación que es ante todo un don de Dios rico en misericordia y pedido con insistencia. Reconciliación con Dios, con los demás, con nosotros mismos y con toda la creación.
San Pablo, indica que los cristianos somos depositarios de ese mensaje de reconciliación. En nombre de Cristo dejémonos reconciliar. San Juan Pablo II nos señalaba que "la nostalgia de la reconciliación será plena y eficaz en la medida en que llegue –para sanarla- a la raíz de toda las otras, que consiste en el pecado". La historia de la salvación de la humanidad, la de cada hombre de cualquier época, es la historia admirable de la reconciliación: por la que Dios, que es Padre, reconcilia al mundo consigo en la Cruz de su Hijo hecho hombre.
El objetivo del Ecumenismo es la unidad de la Iglesia. Se trata de trabajar con el máximo empeño en el restablecimiento de la unidad plena y visible de todos los discípulos de Cristo. Sobre todo, desde el concilio Vaticano II hasta hoy, se ha avanzado bastante en el camino hacia la plena comunión entre los cristianos. Se puede afirmar que el silencio se ha transformado en palabra y gesto de comunión. Se ha redescubierto y restablecido la fraternidad entre todos los cristianos como condición de diálogo, cooperación, oración común y solidaridad. Pero es necesario seguir avanzando con decisión en el diálogo doctrinal, aspecto imprescindible del camino ecuménico.
La unidad de los cristianos es anhelo para mantener vivo y plegaria para alimentar. Una mirada fija en Jesús que dio su vida para que hubiera "un solo rebaño y un solo pastor" pidiendo: "que todos sean uno".
Todos los esfuerzos en pro de la unidad resultarían infructuosos, como un cuerpo sin alma, si les faltara el pulmón de la oración. Las parroquias están llamadas a unirse a las demás comunidades cristianas que piden al Padre por Cristo en el Espíritu Santo la plena comunión. En este sentido, coincidiendo con la Semana de Teología, que se celebrará los días 18,19 y 20 de enero a las ocho de la tarde en el Liceo, el día 21 a las ocho de la tarde en la Catedral habrá Eucaristía con Vísperas, por la unidad de los cristianos. Porque la Eucaristía es lugar privilegiado para orar por la unidad de los bautizados. La comunión eucarística y la eclesial están íntimamente ligadas una a la otra. Nuestra comunidad diocesana se une de este modo a las demás comunidades cristianas que piden la plena comunión entre los discípulos de Cristo.
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