Por ese noroeste provincial que a lejano suena

Recorrimos A Barbaña, de ese espacio natural llamado Ridimoas, desde las norteñas laderas del templo de Beade, con un paseo entre viñedos que, aunque vendimiados, ofrecen esos pámpanos que nosotros de pequeños buscábamos, de aquí lo de andar al rebusco, que vendimiadores a destajo dejan. El arrancar esa dorada uva fue como endulzar la boca mientras nos encaminábamos hacia la frondosidad en torno al mentado rio una matinal de este luminoso otoño, a salvo este espacio del arrasador incendio que la parte alta devastó, donde algún restaurado molino, y arbolillos plantados aquí y allá protegidos de la voracidad de los corzos por alámbricos cercados. A la vuelta del leve paseo donde apenas penetraban los solares rayos, de visita al notable templo barroco donde aún recios contrafuertes aguantaban el peso de las bóvedas. Anexa una destejada área conventual que fue de la orden de Malta que del cultivo de la vid fortuna hizo en O Ribeiro. Medio circunvalando el templo, un cementerio de ese frio y grisáceo mármol que ahogan a tantos religiosos monumentos. Dejamos el lugar la media docena de caminantes, de los que uno llamaría a Pablo Oitaben, el naturalista creador de esa área natural que con tanto esfuerzo logra sostener con la ayuda de socios, para, me parece, consolarle de tanto desaguisado ígneo.

Allí, como no a la vera más si en cercanías, ese otro espacio de Pena Corneira al que hallamos con algún visitante hacia el gran Peñasco que más afilado diente, incisivo por más señas, que cuerno parece. Las llamas rondaron su occidental costado pero respetaron este lugar tan frondoso y acogedor, que nos dio para una breve caminata pero no para asomarnos al mirador de Orega sobre todo O Ribeiro. mas si para avistar la iglesia románica de Lamas, y no las cuasi ignotas ruinas del castillo de Pena Corneira, porque nos aguardaba otro breve paseo por cercanías, el del rio Valderías que para algunos Valdeiras, pero esto de la grafía, ya se sabe, engendra modificaciones por el continuado uso a través del tiempo.

Yendo por la carretera dirección Avión- Beariz, un desvío brusco por estrecha y asfaltada pista hizo que estacionásemos cabe a la casa rural de Valderías donde el llantar nos aguardaba después de tan ligero como denso y vario recorrido que nos transportó a lo largo de un hermoso y por demás frondoso camino a orillas del rio Valderías que debe nacer allá por la sierra del Suido y donde arribamos en poco tiempo a una extensa playa de finas arenas que imaginamos arrastradas por el curso precipitado del rio en milenios, hasta que algún caminante dejó caer que aquellas arenas, traídas en camiones para hacer playa fluvial, por transporte subvencionado por los mejicanos como llaman a los estacionales millonetis de un Beresmo o Avión allí cercanos. Lugar gratísimo, sembrado de merenderos bajo abedules, alisos y carballos. El sendero, siempre vallado, te conduce, remontando el rio, hasta pasar un arqueado puente de madera. Como la hora del llantar llegada, a mesa puesta, gracias a la diligencia de caminanta, entramos en la casa de rural turismo donde bien servidos y mejor tratados, más que premiados del caminero esfuerzo, sentímonos como reposados y dispuestos a rematarla allá donde en un sendero más al norte.

Sendero que te lleva pasado Beresmo, a la cola del embalse de Albarellos donde el Avia es el mayor tributario y otros de menor caudal como el Conso y el mentado Valderías. Lugar donde el Avia desaparece entre el lechoso roquedal antes de rendirse a las embalsadas aguas, conocido por Sesume con un banco que no lleva inscripción alguna, que por su escasa vista no podría ser llamado o mello banco do mundo.

Bajando a Beiro, el da Cima, parada cabe a la casa de un amigo con el que paseamos, recién comprada y centenaria; osaríamos sugerirle tirar alguna sobrante pared, no así a su abacería o tienda de ultramarinos que a un poblado entorno abastecía cuando más densidad de población había.

Podría rematarse aquí, mas fue a baños en la piscina del balneario de Berán, que por descomunal nunca puesto en marcha.