Jorge Vázquez
Por qué el éxito de 2026 no se construye trabajando estos días
En veinticuatro horas Vox ha pasado de ser un partido que formaba parte de la pinza con el PSOE para minar las posibilidades electorales del PP a ser una formación con altura de miras, que facilitará la estabilidad en la Comunidad Valenciana con el apoyo a un nuevo presidente de la Generalitat que termine la legislatura y que no forzará la celebración de nuevas elecciones tras la dimisión de Carlos Mazón. Una muestra de lo volátiles que son en la política nacional las posiciones irreconciliables cuando se trata de retener el poder.
La retirada de Mazón demandada por la ciudadanía valenciana no ha podido tener consecuencias más desastrosas para los intereses de Alberto Núñez Feijóo, después de que a lo largo del año transcurrido desde la dana no solo no haya sido capaz de forzar su retirada, sino que le ha brindado todo su apoyo, hasta que se ha victimizado –“Ya no puedo más”- dejando un agujero en la política regional que ahora tratan de rellenar desde la calle Génova. La dimisión en diferido de Mazón, se adoptó sin tener acordada su sucesión ni a corto ni medio plazo -lo que puede generar problemas internos-, ni con su socio necesario, Vox, en manos de quién está el futuro político de la región: o se aceptan sus condiciones o no teme ir a elecciones en un momento en el que se produce el traspaso de votantes populares a la ultraderecha tras el desastre de la gestión de la riada y la lentitud de la recuperación.
El panorama para el PP es tan descorazonador que ha sido Feijóo quién, sin perder tiempo, ha levantado el teléfono para hablar con su par en Vox, Santiago Abascal, para atender puentes entre ambas formaciones
El panorama para el PP es tan descorazonador que ha sido Feijóo quién, sin perder tiempo, ha levantado el teléfono para hablar con su par en Vox, Santiago Abascal, para atender puentes entre ambas formaciones en Madrid dónde se va a pilotar la transición en Valencia. No es solo que Feijóo reconozca su dependencia de Vox para sustentar su estrategia política, que pasa ahora por que no se celebren más procesos electorales entre los de Extremadura y el de Castilla y León, cuando la ultraderecha se encuentra en rumbo ascendente, sino que Vox está dispuesto a dar una vuelta de tuerca a sus demandas ideológicas, que van más allá de los pactos alcanzados con Carlos Mazón para que pudiera aprobar sus presupuestos autonómicos, una vez que el PP ya ha asumido su discurso antiinmigración, su posición contra el Pacto Verde y la derogación de la ley de Memoria Democrática.
Con el viento de cola de las encuestas que dan por vencedor al PP en unas elecciones generales la proliferación de procesos electorales en los que su victoria deba ir acompañada de los acuerdos tácitos o expresos con Vox puede ser un hándicap para sus intereses, aunque a la vista del buen tono con el que se desarrolló la conversación entre los dos líderes de la derecha, Feijóo ya no esconde que su futuro está unido al de Abascal, pese a que sus apuestas por la estabilidad pasan por la imposición de sus postulados más extremistas. En la relación entre el PP y Vox se dan tres tipos de situaciones: la de Valencia y Murcia, donde los de Feijóo se han plegado a sus exigencias; la de Extremadura, y Aragón, entre otras, en las que los presidentes autonómicos se han negado a asumirlas y se encuentran ante unas elecciones o sin presupuestos, y la de Castilla y León y Andalucía con las espadas en alto porque las elecciones están fijadas ya en el calendario y sus mayorías en entredicho.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último
ZONA BAJAS EMISIONES
Infografía | Cerrojazo al coche en el centro de Ourense
LA SITUACIÓN AUTONÓMICA
Ourense mantiene la brecha salarial con el resto de Galicia
ESPERANZA A PESAR DE LOS PROBLEMAS
Navidad y duelo: aprender a convivir con los que ya no están