Un presidente tocado

Tras reunirse con él en La Moncloa, el diputado Gabriel Rufián ha informado sobre el estado anímico del presidente: “Lo he visto tocado”. El portavoz de Esquerra Republicana se ha ganado galones de veterano sin abandonar su proverbial gusto por el espectáculo. Ha visto al presidente tocado, pero todavía no hundido. Eso es lo que cabe deducir de su inmediata arenga a “aprovechar el tiempo que quede”.

Tocado, pero no hundido, sería por tanto el diagnóstico que refleja el ánimo del presidente, del gobierno todo y de la mayoría de diputados que, hasta ahora, ha mantenido el rumbo legislativo de la nave. Una alianza de conveniencias, coagulada frente al extendido temor a la llegada de una nueva mayoría, la derecha de PP y Vox. Y mientras el miedo hace su trabajo en forma de crecientes dudas, insospechados guiños y lentos cambios de rumbo en quienes por práctica histórica –PNV y Junts- disponen de timón para ello, los mantenedores de la actual alianza progubernamental aguardan, cuerpo a tierra, nuevas filtraciones de la UCO, brazo policial de la Justicia al que le llueven pendrives o los encuentra en el interior del pantalón de una actriz porno.

Un presidente tocado, pero no hundido, ejercitado en largas batallas de resistencia, sigue siendo una amenaza para Feijóo

Asumido que Ábalos y Koldo negocian con la Fiscalía un futuro trato penal más benigno y lo de Santos Cerdán seguirá agrandando la herida en la familia socialista, es importante el matiz flotante del presidente. Por lo pronto le ha dicho a la OTAN, en la cara de Rutte, ese tradicional “amigo” de España, que no habrá un 5% del PIB para más armas y más guerras. Un plantón que habrá hecho levantar la cabeza de todas las izquierdas del país, un banderín de enganche tras el que se puede traspapelar por un tiempo la corrupción y aprovechar el tiempo que quede.

Un presidente tocado, pero no hundido, ejercitado en largas batallas de resistencia, sigue siendo una amenaza para Feijóo. Especialmente para él, porque Ayuso prepara el día después y mueve sus hilos en la ponencia de Estatutos del inmediato congreso del PP sin perder ripio de los movimientos de Juanma Moreno Bonilla, el otro nombre para el futuro conservador. “Si sacas el revólver, mata”, masculló el viejo Clanton/Walter Brennan cuando uno de sus hijos dejó escapar a Wyatt Earp/Henry Fonda en Pasión de los fuertes. Es lo que, con leves matices, estarán recordando a Feijóo, José María Aznar y el propio Tellado. Con el submarino tocado, pero no hundido, los U-Boote alemanes enviaron al fondo del océano un montón de toneladas de suministros aliados.

Entre un mundo que no acaba de morir y otro que no termina de nacer, lo sabía Gramsci y lo sabe Rufián, gana quien mejor aprovecha el tiempo que quede.