Recuperar valores propios

Dice el periodista Ricardo Colmenero que le gusta la clasificación de humanos que le contó Antonio Escotado, la de los que vienen a este mundo a aprender y los que vienen a este mundo a confirmar, que es lo que esperábamos del COB en su viaje a Zamora y no ha sucedido.

La competición aprieta, pero no ahoga. Sigue el conjunto ourensano moviéndose en el showtime de la Liga y de una vez por todas debe pasar de pantalla

No ha aprendido de las derrotas, incidiendo en errores e inconstancia, ni ha logrado confirmar lo bueno de las primeras jornadas de competición. Y en la medida que estas derrotas se han ido sucediendo, se nos ha ido desvaneciendo a quien responsabilizar por los errores cometidos. Seguro que a todos puede imputársele una parte de culpa. La única duda es en la proporción. Lo que sí es cierto es que, como diría el camarada Jaime Noguerol, “el COB de antes era más rebelde”. Constante en la disputa.

Y en un período de frustración lo que más engancha es un posible resarcimiento. Esa especie de nimbo en la que se mueven los aficionados, entre la memoria y el deseo por una recuperación que no debiera dilatarse más allá del enfrentamiento de mañana ante el Oviedo. La competición aprieta, pero no ahoga. Sigue el conjunto ourensano moviéndose en el showtime de la Liga y de una vez por todas debe pasar de pantalla.

El conjunto ourensano ya demostró su capacidad, con creces, para competir en una Primera FEB de alta alcurnia, lo que se trata ahora es de recuperar aquellos valores que le fueron más propios: intensidad defensiva, continuidad y trabajo grupal. No va ser fácil, de serlo estaría perfectamente detallado en internet los pasos a seguir, pero en el intento la guía de los “intensos” Ben Krikke o Diogo Brito, recuperar el ritmo por parte de algunos y todos ser conscientes de que el baloncesto se juega a ambos lados de la cancha, puede ser la base para un futuro mejor.