Sáhara Occidental: un valor económico

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En España suele hablarse del Sáhara en términos coloniales o geoestratégicos, pero otros países –sobre todo Marruecos– ven el Sáhara en clave económica. Minería, energía y pesca son sus puntos fuertes.

Publicado: 09 nov 2025 - 04:40

Manifestación por la autodeterminación del Sahara Occidental en Madrid.
Manifestación por la autodeterminación del Sahara Occidental en Madrid.

El Sáhara Occidental posee una importancia económica estratégica que trasciende su valor geopolítico. Se trata de un territorio con abundantes recursos naturales, especialmente en el ámbito minero, energético y pesquero, que lo convierten en una pieza clave dentro de la economía del Magreb y en un punto de interés para potencias y empresas internacionales.

El principal recurso del Sáhara Occidental son los fosfatos, esenciales para la producción de fertilizantes y, por tanto, para la agricultura mundial. En la zona de Bucraa se encuentra una de las minas de fosfato más grandes del planeta, explotada por la Oficina Cherifiana de Fosfatos (OCP Group), empresa estatal marroquí que controla la extracción y exportación de este mineral. Desde allí parte una de las cintas transportadoras más largas del mundo –de más de 100 kilómetros– que conecta la mina con el puerto de El Aaiún, desde donde se envían los fosfatos hacia Europa, América y Asia. Este recurso es además relevante por contener trazas de uranio, lo que lo convierte en una fuente no convencional de este mineral estratégico.

A los recursos mineros se suma el potencial energético. En las aguas frente a Bojador se han desarrollado prospecciones de hidrocarburos, tanto por parte de la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas (Onhym) de Marruecos como de diversas compañías internacionales con licencias otorgadas por Rabat. Todavía no se ha confirmado la existencia de yacimientos explotables a gran escala, pero los estudios preliminares apuntan a reservas de petróleo y gas en el subsuelo marino del Atlántico sahariano, lo que añade un componente energético de gran valor.

Por último, el banco pesquero canario-sahariano constituye uno de los caladeros más ricos del Atlántico, con abundancia de sardinas, merluza, cefalópodos y otras especies de alto valor comercial. Este espacio marítimo ha sido históricamente objeto de acuerdos pesqueros entre Marruecos y la Unión Europea, aunque su inclusión en esos tratados ha generado controversia jurídica, ya que el Sáhara Occidental es considerado por la ONU un territorio no autónomo pendiente de descolonización.

En conjunto, estos factores convierten al Sáhara Occidental en una región de enorme valor económico y estratégico. Su control garantiza a Marruecos una posición privilegiada en sectores clave como la agricultura, la energía y la pesca, consolidando así su influencia en el norte de África y en las relaciones con Europa. Pero esa riqueza, lejos de beneficiar al pueblo saharaui, continúa siendo uno de los principales motores de la disputa sobre el futuro del territorio.

La resolución 2797 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el 31 de octubre, no es la última palabra, pero marca el final de una etapa y el inicio de otra en el largo conflicto del Sáhara. La comunidad internacional da por amortizada la vieja promesa de un referéndum de autodeterminación y se inclina, de hecho, por el plan de autonomía defendido por Marruecos.

Medio siglo después de la Marcha Verde, Rabat ve recompensada su estrategia de persistencia: consolidar el control político y militar sobre el territorio y, al mismo tiempo, desarrollar una base económica capaz de hacer irreversible su dominio. El giro hacia la propuesta de autonomía marroquí contribuye así a la consolidación económica del Sáhara bajo la órbita de Rabat.

@J_L_Gomez

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