Pilar Cernuda
CRÓNICA PERSONAL
Lo peor de las reacciones
Próximamente participaremos en las elecciones nacionales y europeas, en cuyos parlamentos, nuestros representantes, dictarán las políticas que, de una u otra manera, afectarán a nuestra salud. La política y la ciencia son “las madres” de la salud pública, o sea, de prevenir la enfermedad, prolongar la vida y promover la salud a través de los esfuerzos organizados de la sociedad, fundamentalmente a través de políticas de prevención de la enfermedad, la promoción y protección de la salud.
El término captura corporativa hace referencia al proceso intencionado por el cual las decisiones políticas responden a un interés particular y/o privado, en detrimento del interés público. El resultado es la ausencia de regulación/legislación, una regulación injusta o bien el mantenimiento de una regulación que no funciona pero que logra importantes beneficios económicos para el lobby industrial. Cuando las políticas afectan a los determinantes comerciales de la salud hablamos de captura corporativa de la salud pública, léase: alcohol, alimentos ultraprocesados, tabaco, bebidas azucaradas o el propio cannabis, entre otros.
El principal interés de la captura corporativa industrial es simple: incrementar los beneficios económicos para que las ganancias de sus accionistas sean mayores, aumentando el volumen de ventas y maximizando sus beneficios. El interés de las empresas de productos perjudiciales para la salud colisiona frontalmente con el interés de la salud pública, normalmente ligado a intereses como: una reducción del consumo de alcohol, en el caso del tabaco a su total erradicación y en el caso del cannabis no permitir la distribución de semillas para su cultivo o publicidad engañosa de sus supuestos beneficios terapéuticos, entre otras. Un ejemplo de esta presión de la captura corporativa es el “supuesto beneficio económico” que va a generar la “legalización del cannabis” a través de los impuestos recaudados por la venta de cannabis sin tener en cuenta el daño en términos de salud pública, personal y familiar que generará el aumento de consumidores.
Algunas de las estrategias más utilizadas por la captura corporativas son: sesgar los resultados científicos, crear consumidores precoces, promover buena imagen de las corporaciones, cuestionar la legitimidad y conveniencia de la (su) regulación legislativa, controlar la formación de los profesionales y presionar a gobiernos y organismos internacionales. Y es aquí donde queremos destacar que los políticos que en breve elegiremos (e indirectamente también a sus asesores) deben poseer conocimientos sobre salud pública para no sucumbir a la influencia de estos grupos de presión, que tan bien y tan sutilmente hacen su trabajo, creando un discurso favorable a sus propios intereses. Pero por otro lado, debemos como ciudadanos exigir a nuestros representantes que no legislen a favor de esos lobbies industriales para luego beneficiarse de las puertas giratorias u otros beneficios para sus partidos o para ellos mimos. Creemos que para atajar este fenómeno es necesario regular y exigir transparencia a los ministros/as, diputados/as pero también a sus asesores y saber con quién, cuándo y los motivos de sus reuniones y que éstas se hagan públicas. Un jefe de gabinete de un líder político tiene en muchas ocasiones más poder que muchos diputados.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Pilar Cernuda
CRÓNICA PERSONAL
Lo peor de las reacciones
Julián Pardinas Sanz
El "tonto útil" de la política
Miguel Michinel
TINTA DE VERANO
Merry Christmas
Manuel Herminio Iglesias
DENDE SEIXO-ALBO
A velocidade como meta
Lo último