Opinión

Navalni reaparece

Tras permanecer desaparecido desde el pasado 6 de diciembre, el opositor ruso Alexéi Navalni, ha reaparecido en una prisión situada 60 kilómetros del círculo polar ártico conocida popularmente como “Lobo Polar”, un establecimiento penitenciario creado en la etapa del gulag y en el que cumplen condena presos por delitos muy graves. 

La inquietud sobre el paradero del político ruso que en su día se postuló contra Vladimir Putin se incrementó después de que su equipo de abogados defensores establecieran el último contacto en la fecha mencionada y posteriormente no recibieran ninguna notificación a cerca de su paradero ni de su traslado a la colonia penal IK-3 de Jarp, en la región de Yamal-Nenets, a unos 1.900 kilómetros al noreste de Moscú, lo que dificultará su asistencia legal y empeorará sustancialmente sus condiciones de vida, dado que se trata de una región en la que se superan habitualmente los veinte grados bajo cero. El Kremlin reaccionó con la soberbia habitual cuando desde Estados Unidos y la comunidad internacional pidieron noticias sobre el paradero de Navalni cuya situación considera un asunto interno ruso en el que no admiten injerencias. Aunque ha sido trasladado a una de las prisiones más duras del sistema penitenciario ruso, Navalni se encuentra en buen estado de salud y animado, según sus abogados, pese a que el Kremlin intenta quebrar su salud y su fuerza de voluntad. 

El opositor ruso acumula ya más de treinta años de prisión después de que el pasado 4 de agosto fuera condenado a 19 años más de prisión por seis delitos, incitación y financiación de actividades extremistas y la creación de una organización con la que pretendería desestabilizar la situación sociopolítica rusa. Una sentencia que se viene a sumar a otra condena de dos años y medio por desvío de fondos de su organización política, que se añadieron a la primera condena de nueve años por fraude y enriquecimiento ilícito por las donaciones recibidas por su organización de lucha contra la corrupción. De esta forma el Kremlin pretende hacer creer que Navalni es simplemente un corrupto y evitar así reconocer que es un disidente por motivaciones políticas.

Navalni fue detenido en Moscú en 2021 cuando regresó a Rusia desde Alemania donde había sido tratado de un intento de envenenamiento con un agente nervioso, una táctica que el Kremlin ha utilizado en otras ocasiones contra disidentes de distinto tipo.

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