El surf cabalga la impaciencia televisiva y la brava Maialen

A los biorritmos de un portero de noche la diferencia horaria con Tokio le sienta como la llegada de un tifón a los Juegos, una faena para el triatlón femenino, buena onda para el surf. Las pruebas del amanecer nipón se afrontan en la madrugada española con la mente dispuesta, pero el espectador que resiste llega al caldo gordo del mediodía tan fundido como la gimnasta estadounidense Simone Biles por la presión de mantener el brillo de estrella.

Se bajó de la competición tras el primer salto en la final de gimnasia artística para "centrarme en mi salud mental", explicó, y es duda para los duelos individuales. Rusia regresó a lo alto del cajón desde Barcelona 92, aunque aquí competía como URSS, por delante de estadounidenses y británicas.

La salida de las triatletas se retrasó por las duras condiciones e incluso se pensó en la suspensión. Miriam Casillas, vigésimo primera, y Ana Godoy no consiguieron seguir la estela de la medalla. La tormenta, en cambio, propició olas que no se esperaban a estas alturas del año en la playa de Tsurigasaki.

El brasileño Italo Ferreira y la estadounidense Carissa Moore son los primeros surfistas de oro.

La disciplina se estrenó en unos Juegos para rejuvenecer audiencia y apuntalar el futuro del negocio, pero la retransmisión choca con la impaciencia televisiva. Cada surfista dispone de media hora para cabalgar dos buenas olas, pero se pasan más tiempo braceando que subidos a la tabla. Parecía la imagen fija de un mar de naufragio como el fuego de pega que se llevó hace unos años.

Fueron once horas de competición ininterrumpida en un deporte para ver las cabriolas editadas. El sexto puesto del nadador Hugo González en la final de 100 espaldas afianza su candidatura a medalla en 200 estilos. Emmanuel Reyes, púgil cubano nacionalizado español y afincado en A Coruña, va a tener razón cuando afirma que el tifón es él.

Se presenta en cuartos tras tumbar por por KO al kazajo Vasili Levit, actual subcampeón olímpico. Y cuando parecía una jornada sin medallas, en aguas bravas irrumpió la guipuzcoana Maialen Chourraut para sumar con 38 años una medalla de plata al bronce de Londres y al oro de Río.