Trump, un hombre para la historia

Publicado: 18 oct 2025 - 01:15

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A reserva de lo que pueda durar el acuerdo de paz entre Israel y Hamás que, de momento, ha supuesto la suspensión de los bombardeos israelíes, la liberación de una veintena de rehenes que permanecían en poder de la organización terrorista que los mantenía secuestrados desde hace más de dos años y la excarcelación de dos centenares de presos palestinos, es de justicia subrayar el gran éxito conseguido por el presidente norteamericano Donald Trump.

Éxito inopinado y contra todo pronóstico porque desde los Acuerdos de Oslo -a la postre fallidos- todos los intentos de mediación para parar los conflictos que laten en la región habían desembocado en fracasos. El último, el conocido como los Acuerdos de Abraham, cuyo horizonte era el reconocimiento del Estado de Israel por parte de varios países árabes, se malogró por el ataque llevado a cabo por Hamas el 7 Octubre de 2023 en el sur de la frontera de Israel. Un auténtico pogromo. Fueron asesinados más de un millar de personas y dos centenares largos secuestradas. Fue un ataque dirigido a provocar el fracaso de las conversaciones que habrían podido traer algo de estabilidad a la región y qué contó a distancia con el beneplácito de Irán, patrocinador de Hamás y de la milicia libanesa de Hezbolá y enemigo declarado -político y religioso- de Arabia.

No le han concedido el Premio Nobel pero, aunque solo fuera por este episodio, su nombre ocupará un lugar destacado en la Historia de este convulso primer tercio del siglo XXI.

Los dirigentes de Hamás sabían que, tras el ataque, la reacción militar por parte de Israel desbordaría toda previsión desencadenando una represalia a gran escala cuya principal víctima sería la población civil. Como así sucedió: más de sesenta mil muertos a raíz de los bombardeos en diferentes lugares de la Franja de Gaza. Fue un cálculo maquiavélico. Jugaron a ganar la batalla de la opinión pública internacional al coste de prolongar la guerra negándose a liberar a los rehenes, circunstancia que, de haberse producido, quizá habría obligado a Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, a suspender los bombardeos y la invasión de la Franja. Pero ese escenario no se produjo y las operaciones militares -una masacre- se prolongaron a lo largo de los últimos dos años. Hasta que llegó Trump y mandó parar. Nadie lo había conseguido hasta ahora y nadie apostaba porque fuera capaz de lograrlo. Quizá porque su imagen histriónica -no es un político al uso, es un empresario con modos arrogantes y comportamientos atrabiliarios - no invitaba a concebir muchas esperanzas acerca del futuro de la mediación. Pero lo ha conseguido y contra todo pronóstico. No le han concedido el Premio Nobel pero, aunque solo fuera por este episodio, su nombre ocupará un lugar destacado en la Historia de este convulso primer tercio del siglo XXI.

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