Valdeorras: la excelsa romanidad del vino

En la comarca de Valdeorras el panorama vitícola ha experimentado una sensible mejoría desde que obtuvo la Denominación de Origen, en el año 1945. Su Consejo Regulador no tardó en apostar por la calidad, impulsando la recuperación de variedades autóctonas. La comarca de Valdeorras se encuentra en el extremo oriental de la provincia de Ourense, prolongándose hasta la frontera con León. El paisaje de esta zona es muy peculiar y sugestivo, con vides en suelos de notable diversidad, de granito y loseta, tierras rojas y negras. Los vinos adquieren una identidad genuina merced a su orografía, pero también a las particularidades de su clima, que se caracteriza por su carácter mediterráneo-oceánico (con influencia atlántica), con inviernos fríos y veranos cálidos, y otoños y primaveras suaves. Estas condiciones resultan ideales para la obtención de vinos secos de primera calidad, cuya situación óptima se encuentra por encima de los 450 m. de altitud. Esto convierte a Valdeorras en una zona realmente privilegiada al situarse toda la comarca entre los 300m. y los 700m. de altitud. La temperatura media anual se sitúa en los 11º C. La pluviometría media de la comarca se mueve en unos parámetros entre 850-1.000 mm. La insolación total oscila entre 2.100-2.200 horas, lo que supone una situación óptima para la maduración de los racimos.

Adentrándonos en su Historia, conviene señalar que los vinos de Valdeorras encuentran su origen en la época romana. Fue en estos años cuando dio comienzo la plantación de viñedos y la construcción de lagares que contribuyeron a crear una robusta cultura multisecular en lo que concierne a la atención de la viña y la elaboración de buenos vinos. Una cultura que también se ha visto influenciada por la llegada de los grandes monasterios al socaire de la cristianización vehiculada por la romanización. Son muy peculiares las cuevas o bodegas previstas para preservar la temperatura adecuada, se hallan excavadas en la tierra y disponen de chimeneas de ventilación muy características denominadas popularmente “refugallos”. Además, existe un considerable número de bodegas de arquitectura moderna que utilizan los modernos procedimientos y la técnica enológica actual.

Las variedades permitidas en Valdeorras son:

4 Preferentes: Blancas: Godello, Loureira, Treixadura, Dona Blanca, Albariño, Torrontés y Lado. Tintas: Mencía, Tempranillo, Brancellao, Merenzao, Soasen, Caimo Tinto, Espadeiro y Ferrol.

4 Autorizadas: Blancas: Palomino.

4 Tintas: Gran Negro, Garnacha Tintorera y Moretón.

El cultivo de la variedad tradicional y más importante, godello, ha hecho notables progresos, permitiendo la elaboración de vinos blancos muy cabales, bien estructurados, aunque delicados, y sabiamente afrutados.

Como apunta Hernáez Mañas, desde hace varias décadas, el cultivo de la variedad tradicional y más importante, godello, ha hecho notables progresos, permitiendo la elaboración de vinos blancos muy cabales, bien estructurados, aunque delicados, y sabiamente afrutados. Este es un proceso que dio comienzo con el Programa de Reestructuración de los Viñedos de Valdeorras de la mano de Horacio Fernández Presa, centrado en torno a la variedad godello. Hubo una época en la que era pecado mencionar esas variedades. Hoy, en Galicia la tecnología es moderna y se proyectan unos vinos de altísima calidad tecnológica.

Los godellos de Valdeorras son de fino aroma afrutado y buena estructura en boca. La mencía constituye la otra opción noble en monovarietales, mostrándose capaz de acuñar vinos tintos elegantes, apetitosos y ligeros. Estos mostos poseen un intenso color púrpura y un elegante aroma afrutado, de retrogusto intenso y prolongado.

Tras años de esfuerzo investigador, de implantación de nuevas tecnologías y la modernización del proceso de producción, Valdeorras ha logrado que sus vinos estén entre los mejores de España y se exporten a los cinco continentes. Para felicidad de todos, se elaboran también tradicionalmente, desde tiempo inmemorial, magníficos vinos tostados en multitud de bodegas artesanales.