El velado gineceo y otras obras del Certamen de Artes Plásticas 2025

Resulta curioso comprobar cómo se sigue utilizando, en clave culta, gineceo, aplicado a las mujeres y, en paralelo, aunque menos, androceo, referido a los hombres. Aquel es el título que la joven artista Ana Pavón ha puesto a la obra con la que ha concursado en el Certamen de Artes Plásticas para nuevos valores de la Diputación de Ourense, obteniendo del jurado el primer puesto. La obra se puede ver desde hace días en el CCMV de la Diputación, con entrada por las calles Progreso y Cruz Vermella.

La profesionalidad de los jurados convocados y de las instituciones tienen su necesaria responsabilidad en la dinámica de lo artístico y los currículos profesionales

Ambas palabras desde la raíz griega expresan conceptos, y fueron divulgándose sobremanera en el XVIII desde el creciente interés por los estudios de botánica. Estos se pusieron de moda entre la aristocracia europea, disfrutando especialmente los nobles de sus nombres, para ellos llenos de cultas y sutiles alusiones sexuales. De aquel siglo son las investigaciones de Carl von Linneo, destacado naturalista sueco. Él fue quien puso nombre y apellido a los seres vivos, estableciendo el sistema de clasificación. Así Quercus Suber para a sobreira, o Q. Robur para el roble. Pavón, nacida en Málaga, pinta un velo por puerta, ante el que se detiene. Rojo moteado por lunares, identitario de los gustos andaluces, se abre en vertical por el centro significativamente, y se levanta en parte por un lado, el izquierdo, dejando ver en el interior penumbroso un pavimento geométrico.

Huyendo de lo explícito del Baño turco de Ingres, una pequeña obra que nos muestra el interior prohibido como desde un óculo cual ojo de una cerradura. Es aquí en la zona del serrallo turco, o harem musulmán, de harim, mujeres, y por extensión espacio femenino. Es la segunda obra de su serie Los misterios del gineceo, afirmando que su propósito es explorar las capacidades de lo oculto como método de seducción, «una suerte de erótica de la pintura», dice.

El tudense Carlos Fer (Fernández López) fue considerado segundo premio por Pintura pechada III, acrílico sobre lienzo en el que incrusta las piezas de colgar un cuadro. Arrugado, recuerda un paisaje montuoso y obras de una etapa anterior del escultor Acisclo Novo, en las que añadía desnudos troncos arbóreos, todo en metacrilato. El lucense, Julio Catalán, tercer premiado por una instalación con restos de faros traseros de coches y alambres, en la pared.

Los accésits fueron para Planta híbrida de la viguesa Antía Iglesias, y Mar Ramón, de treinta y dos años (sic), ya conocida de certámenes anteriores, por una obra en la que hace cálculos con tiza sobre pizarra, de Nueva York, donde estudia... Son dieciocho los certámenes, desde 2002, desde el Minimalismo de lo que ves es lo que ves (y hay, sin más) en la estela de Frank Stella a lo que se ve en sala. Este décimo octavo concurso tiene así una presencia estable en el circuito de bienales de arte contemporánea. La profesionalidad de los jurados convocados y de las instituciones tienen su necesaria responsabilidad en la dinámica de lo artístico y los currículos profesionales.