Opinión

A la Casa de Campo

El candidato de Vox Ortega Smith que previsiblemente formará parte de la alcaldía de Madrid, prometió en campaña mandar la Fiesta del Orgullo Gay a la Casa de Campo, porque "molesta a los madrileños". ¡Vaya!, como si los asistentes a esa fiesta no fueran también madrileños. Yo creo que hay que mandar el Jesús de Medinaceli a la Casa de Campo, porque igualmente molesta a los madrileños. O al menos a algunos, pues madrileños somos todos.

Viví en Madrid en distintas épocas y aunque ourensano me siento muy madrileño. De vuelta en Galicia volvía allí a menudo a pasar fines de semana, y me alojaba en un piso precioso de unos amigos cerca del Palace, al lado del Jesús de Medinaceli. Un piso con varios balcones con unas vistas espléndidas de la puerta del Jesús. El viernes santo nos juntábamos allí unos cuantos para hacer una merienda y después asomarnos a los balcones con la copa de cava en la mano, para ver la bonita y dificultosa salida del paso de la basílica. 

En una ocasión llegué tarde a casa. Mi amiga, la propietaria del piso, ya nos advertía a los invitados de que debíamos entrar en casa antes de las seis y media ya que después la calle estaría cortada por una muchedumbre de gente, policía y barreras. Aquel día me retrasé. Estaba en el museo del Prado y se me hizo tarde. Me costó Dios y ayuda atravesar la masa de gente hasta llegar al portal de casa. Pero delante había una barrera amarilla de esas metálicas y al otro lado un policía digamos... defendiéndola. Entonces tuve una de las conversaciones más absurdas de mi vida.

– Me abre la barrera, por favor. Es que vivo ahí ­–dije señalando el portal, que estaba a dos metros de distancia-.

– Lo siento. No puede pasar.

El poli era muy jovencito y serio. Discutimos un rato largo. Incluso le ofrecí la llave del portal para que comprobara él mismo que lo que le decía yo era verdad y aquella era mi casa. Pero nones. Yo no podía pasar. Él tenía órdenes y punto.

Entonces la gente que me rodeaba (obviamente fieles del Jesús) se pusieron de mi parte y empezaron a increparlo.

– ¡Déjalo pasar, hombre, si el chico dice que vive ahí es que vive ahí!

La presión popular creció y el poli al final, un tanto azorado, me abrió la barrera. Así que pasé, entré en el portal y me metí en casa tras agradecer con un gesto a la gente que me había apoyado.

¿El Orgullo molesta? ¡Uau! El señor Smith carece de capacidad analítica. También las procesiones de Semana Santa molestan, y el Día de las Fuerzas Armadas, y las huelgas de taxistas. En Madrid hasta la trashumancia de ovejas por la Cañada Real molesta. Todas las manifestaciones masivas en una ciudad molestan. Así que piensen ustedes lo que quieran pero please, no piensen lo que ¿piensa? Ortega Smith.

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