Opinión

América para los americanos

Aun con el gran amor que profeso a América (en este caso me refiero específicamente a los EEUU) desde que era un crío, incluso tengo familia y amigos allí y me encanta su cultura, su cine, su literatura, su música sobre todo el folk y el jazz. ¡Vaya!, hasta viví y trabajé de joven una temporada encantado y maravillado en Nueva York. 

Pero en estos últimos tiempos como tantos europeos y otros habitantes del resto del planeta estoy alucinado. Supongo que en general a muchos presidentes americanos se les atribuye una grandeza que seguramente no tuvieron. Es lo que hace la historia en todas partes: mentir, mostrarnos personajes engrandecidos y fabulosos con esos retratos del tiempo construidos por los libros o por el cine, hombres como por ejemplo George Washington, Jefferson, Lincoln, Kennedy...

¿Se imaginan ustedes tener un presidente de la nación sea de su cuerda política o ideológica o no, que recomienda a los ciudadanos por la televisión que para librarse del coronavirus beban lejía, KH-7, Vitroclen u otros productos de limpieza casera, o se los inyecten en vena con una jeringuilla? 

La broma que tenemos montada aquí, en Europa y en otros sitios desde hace tiempo con las absurdas declaraciones del chiflado Pato Donald que ocupa la Casa Blanca y que nos hacen partirnos de risa tantas veces, no es ninguna broma en realidad. Es muy serio. Nos reímos, sí, pero lo hacemos por no llorar. Solo un día después de dicha declaración del presidente ya tenían doscientos intoxicados por hacerle caso, lo que por añadidura demuestra que Donald Trump no es el único idiota que hay allí, en ese país precioso.

La famosa frase de la Doctrina Monroe "América para los americanos" viene hoy más a cuento que nunca. Yo les diría a los votantes de Trump que deberían convertirla en un eslogan suyo, pero con otro texto: "Fairy, Pato WC y Mistol para los americanos, y los demás que se fastidien".

¡Qué tristeza, Dios mío! ¿Hemos llegado así hasta aquí? Desde Walt Withman, Mark Twain, Edgar Allan Poe, Scott Fitzgerald; o desde John Ford, William Wyler, Otto Preminger o más modernamente Spielberg; o desde la arquitectura de Philip Johnson y Frank Lloyd Wrigth; o desde las maravillas sonoras de John Coltrane, Miles Davis, Aretha Franklin, Charlie Parker; o desde los musicales de Broadway; o desde la pintura de Georgia O'Keeffe, Roy Liechentstein o Warhol; o desde la fotografía de Stieglitz, Ansel Adams, Dorothea Lange, Diane Arbus o Avedon. ¿En serio? ¿En serio hemos llegado así hasta aquí?

Pero ya sé lo que pasa, me acabo de dar cuenta ahora mismo. Los referentes culturales e históricos de ese Pato Donald de pelo estropajoso son básica y exclusivamente Popeye lo que no estaría tan mal después de todo, a fin de cuentas Popeye era un buen tipo, pero lo malo es que el pobre pato, sus estudios no le dan para más, confunde el Cristasol con las espinacas.

Te puede interesar