Opinión

El entierro

En los últimos días ha habido muchos entierros por la tele. Uno muy bueno fue el que vimos el domingo 28 a eso de las doce de la noche en la sede del PP de Madrid con un sonriente Pablo Casado como maestro de ceremonias, flanqueado a su izquierda (!) por el hijo de Adolfo Suárez y a su derecha (!) por Teodoro García Egea. No sé si se fijaron bien ustedes, los tres iban de negro y con corbatas negras. Aquello era un entierro con todas las de la ley. No nos dejaron ver a las plañideras pero seguro que andaban por allí.

Lo de vestirse totalmente de negro para un entierro es muy interesante. Una de mis películas favoritas es "Johnny Guitar" de Nicholas Ray, con Joan Crawford y Sterling Hayden. Una película preciosa que los críticos cinematográficos encuadran en un subgénero al que llaman muy bellamente "western crepuscular". En esa película, una película del Oeste tardío, hay un entierro en el que están todos los hombres del pueblo a caballo, vestidos de negro. Un entierro en el que al final, una vez que han dado sepultura al difunto, los entristecidos asistentes quieren convertir en un linchamiento. Hay muchas escenas fabulosas de esos hombres de negro, galopando en sus caballos como una "manada" nunca mejor dicho. Galopando en todas direcciones en una desesperada búsqueda de su futura víctima. 

Una vez le preguntaron a Nicholas Ray qué había pretendido rodando aquellas escenas de aquella manera y con aquellos planos, un montón de hombres de negro ya digo, sobre caballos negros. Y contestó más o menos lo siguiente: "quería que parecieran una bandada de cuervos". Es lo malo de vestirse de negro... que al final siempre acabas pareciendo un cuervo. 

Todos los córvidos, cuervos, grajos, urracas, etc., son aves muy inteligentes y despiertas capaces de emplear herramientas sofisticadas como piedras, palos, ramitas en forma de horquilla y otras para diversas funciones, e incluso pueden aprender a hablar como los loros si se les enseña. 

Konrad Lorenz, uno de los grandes etólogos del siglo veinte tenía un grupo de simpáticas y juguetonas grajillas que lo acompañaban a todas partes revoloteando a su alrededor, y le descubrieron multitud de secretos acerca del comportamiento animal. Esto no es fantasía, sino etología.

Mucho se ha hablado aquí en España en las últimas semanas del famoso "trío de Colón", pero la verdad es que resultó más interesante el "trío de Génova" al que vimos por televisión aquel 28 de abril entrando ya en la madrugada. Tres sepultureros levantado acta pública de la defunción del más sonriente de los tres que era el que estaba en el medio. Sinceramente: dudo que vaya a resucitar.

Como hace años que no leo un libro de Konrad Lorenz y no voy a ponerme a revolver en mi biblioteca ahora, he buscado rápidamente en la Wiki alguna frase suya y he encontrado esta: "No nos tomamos el humor suficientemente en serio".

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