Opinión

Jurar por Dios

Cuando yo era crío, en los sesenta, jurar por Dios estaba muy mal visto. Nuestros mayores nos reñían siempre e incluso nos castigaban si en algún momento nos oían jurar por Dios. Y eso que los niños de entonces jurábamos por Dios constantemente, a todas horas. Esto lo puedo jurar yo ahora mismo por Snoopy sin problemas ya que lo recordarán todos aquellos de mi generación que tengan memoria. 

Jurábamos por Dios con los cromos sipi y nopi de aquel álbum "Vida y Color", jurábamos por Dios al excavar el hoyito en el suelo (la foca) para echar una partida a las canicas; jurábamos por Dios mientras jugábamos a las chapas o al escondite, jurábamos por Dios en el campo de fútbol, y jurábamos por Dios hasta cuando algún amigo, enemigo o adulto ponía en duda nuestras palabras por intrascendentes o diminutas que fueran. Incluso había otras expresiones típicas muy empleadas como "te lo juro por mi padre", "te lo juro por mi madre" y algunas más originales y menos comunes como "te lo juro por mi abuela Paca", frase a la que generalmente se le añadía una coletilla como "que en gloria esté" o "que está muerta", con lo que quedaba claro que en realidad, después de todo, al final seguías jurando por Dios.

Supongo que el asunto de fondo (y ahora me refiero en concreto a las riñas y castigos que nos imponían nuestros mayores) tenía que ver, en aquella España inevitable y obligatoriamente católica so pena de recibir un coscorrón o algo peor, con el segundo mandamiento de las Tablas de la Ley: no tomarás el nombre de Dios en vano. España entonces seguía siendo todavía la de las Tablas de la Ley, una España "de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María", como muy bien señaló uno de nuestros grandes poetas.

Unos cuantos diputados recientemente elegidos en nuestro país en las últimas elecciones generales han jurado su cargo solemnemente por Dios y por España, lo que a mi me ha traído nostálgicos recuerdos de mi infancia que no transcurrió precisamente en un patio de Sevilla con un huerto claro junto al que maduraba un limonero. Aunque no tengo queja por eso, la verdad, tuve una infancia feliz que viví en sitios tan bonitos como ese evocador patio de Machado. Claro que también me hacían cantar el Cara al Sol en el cole todas las mañanas. Pero como no entendía la letra... pues me daba igual.

Sin embargo a esos diputados ahí les faltó añadir muy serios "por la Patria y el Rey" y dar un taconazo. Eso sí que hubiera sido insuperable.

Jurar por Dios es una idea buenísima. Ya tenemos un senador musulmán (por Ceuta) que parece ser un buen tipo. Pero en cuanto empecemos a tener diputados y senadores islámicos radicales, que todo llegará y si no al tiempo, que juren todos por Dios también. Verán como nos vamos a reír.

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