Opinión

Mejillones y patatas fritas

Bélgica es uno de los países más avanzados del mundo en derechos civiles y sociales. Fueron de los primeros en legalizar el divorcio, el aborto, el matrimonio gay, la eutanasia y otras cosas que son de admirar. Y son los inventores, según ellos, de las patatas fritas y cientos de recetas de cocina con mejillones, dos cosas a las que tendrían mucho que objetar franceses y gallegos respectivamente. Pero bueno, dejémoslos a su aire, son belgas, no hay como releer los Astérix para enterarse de quién es quién en Europa.

Ese país diminuto fue el mayor genocida de la historia europea en los siglos XIX y XX. Más que la Alemania de Hitler. Un jefe que tuvieron allí y del que los belgas no quieren ni oír hablar, Leopoldo II, que tenía una barba muy hipster, se cargó él solito en sesenta años a diez millones de congoleños, y a otros tantos les cortó las manos. Era una costumbre que tenían los belgas entonces: cortarle las manos a la gente. Después las manos las disecaban y las utilizaban como ceniceros decorativos en Bruselas. Nada tan elegante como apagar un puro en la palma de la mano de un negro. Hay que fastidiarse.

Los mejillones y patatas fritas son los dos grandes hallazgos que la cultura belga ¿existe eso? ha aportado al mundo. ¿Nos acabaremos enfadando con los belgas porque no nos entregan a Puigdemont? ¡Por Dios, que se lo queden! Que lo inhumen con Leopoldo, seguro que estará mejor con él. ¿O acaso nos acabaremos enfadando con ellos porque dicen que Oriol Junqueras a, b, c, d, o equis? ¡Ah, no, gracias! Es más de lo mismo.

A lo largo de mi vida he probado varios platos belgas de mejillones. Algunos en restaurantes muy buenos. Sinceramente, ninguno valía para nada comparado con unos mejillones al vapor como los hacemos en Galicia, que ni siquiera sabemos cocinar y lo único que hacemos es hervir un poco las cosas que sacamos del mar. Aquí no tenemos cocina. Nuestra cocina es la no cocina. En cuanto a las patatas fritas, por algo en todo el mundo se llaman patatas francesas ¿no creen? Ya hace falta ser idiota para reivindicar las patatas fritas como plato nacional. Eso no se le ocurre ni siquiera a los ingleses con sus “fish and chips”. Ellos por lo menos tienen la mínima decencia de decir que su plato nacional es el rosbif o la pierna de cordero a la menta, un plato éste insufrible por cierto, que lo comes y parece que estás masticando un Angileptol.

Los belgas son raros pero pensándolo bien nos han dado cosas maravillosas como por ejemplo René Magritte, Marguerite Yourcenar, Simenon, la música de Stromae, Tintín, los Pitufos, Lucky Luke o Spirou y Fantasio. Los tengo todos aquí detrás de mí en la biblioteca, y juro que no me desprendería de ellos ni aunque me amenazaran con cortarme las manos. Belgas... benditos sean.

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