Opinión

Plácido

Plácido" es una genial película de Berlanga de los sesenta que trataba sobre una curiosa idea franquista de la época: "siente un pobre a su mesa por Navidad". Algo que inicialmente podría parecer un gesto de solidaridad para con los más desfavorecidos pero que en realidad al final, como aquellas cenas caritativas que imaginaba la Susanita de Mafalda consistía en hacer unas fiestas con solomillo, caviar y champán para recaudar fondos con los que comprar sopa y esas cosas que comen los pobres, que decía ella. Susanita era así.

Pero el Plácido de mi título no es Cassen, el protagonista de aquella película con guión de Azcona, sino Plácido Domingo, un señor cuyo nombre y apellido siempre me ha resultado fascinante. Llamarse como él sería como llamarse Precioso Martes o Relajante Jueves. A mí, como me apellido González González estas cosas siempre me llaman la atención.

El caso es que hace unos días cometí el típico o supongo que atípico error de hacer un comentario a propósito del asunto Plácido Domingo, en el Facebook de una persona a la que no conozco de nada. La consecuencia inmediata fue que me acribillaron.

Mi comentario yo creía que estaba argumentado y era fácil de entender, pero parece ser que no. Por una parte al principio yo ya dejaba bien clarito que Plácido deberá pagar lo que tenga que pagar por lo que haya hecho (que no sé si se han dado cuenta, seguimos sin saber exactamente qué fue). Indemnizaciones, cárcel, lo que sea. Y a continuación me centraba en la reflexión que me interesaba a mí y que venía a propósito de la alegría y aplausos de tantas personas en aquel chat por el hecho de que le cancelaran conciertos al tenor. Y mi reflexión, crítica con eso, podría resumirse así: "No sé si os habéis dado cuenta chicos/as pero sigue cantando igual de bien que antes de que supiéramos que era un acosador. Entonces ¿qué sentido tiene cancelarle sus conciertos? Yo haría al revés. Le diría: Mire, usted va a seguir cantando los próximos tres años, no se preocupe. Va a seguir cantando en Viena, París, Madrid, Nueva York... Eso sí, no va a recibir en su cuenta corriente ni un euro de los beneficios de sus conciertos o de la venta de sus discos. Todo ese dinero irá destinado a organizaciones o instituciones que se ocupen de prevenir, perseguir y/o castigar esos delitos que ha cometido. ¿Sabéis cuando a un delincuente además de las penas correspondientes el juez le impone a mayores un régimen de servicios a la comunidad? Pues lo mismo".

Pero mucha gente no lo entiende así. Ya digo que me acribillaron. ¿Debemos renunciar al talento de alguien porque esa persona en otro aspecto de su vida es o fue un malnacido? Yo creo que no. Creo que debe recibir el castigo que merezca, pero Caravaggio era un asesino y no por eso se nos ocurre destruir sus cuadros o prohibirlos. ¿Qué piensan ustedes?

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